muchodeporte.com : Lucas Haurie

No vine aquí para hacer amigos

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
26/05/2021

Será indulgente Monchi si empleo para su retrato a vuelapluma los tres adjetivos uso su ilustre tocayo, Valle-Inclán, para (auto)definir al Marqués de Bradomín, quien no era sino su alter ego: “Feo, católico y sentimental” porque guapo no es el gran director deportivo al que su vigorexia reciente ajusta también a la versión cantada del adagio de don Ramón que nos dejó Loquillo: “Feo, fuerte y formal”. El constructor del Sevilla del siglo XXI –nadie se ponga celoso: otros también acumulan méritos– es, por consiguiente, feo (de nuevo con perdón) y también católico devoto del Cristo de la Salud y María Santísima del Refugio; fuerte, en fin, no hay más que ver cómo se ha puesto, y sustenta su poder negociador en un cóctel perfectamente equilibrado de formalidad y sentimentalismo. “Gestión con alma”, se ha llegado a denominar en el Sánchez-Pizjuán la manera de hacer las cosas.

La frase que titula esta pieza es el primer verso del referido tema de Loquillo, del álbum ‘Hermanos de Sangre’, que se publicó justo cuando Monchi celebraba su primer éxito en la dirección deportiva, el ascenso de 2001. “No vine aquí para hacer amigos” casa, perfecta y paradójicamente, con esa sentimentalidad que exuda John Wayne –la canción es un tributo al legendario actor– detrás de su máscara de dureza y de la que hace gala el técnico de San Fernando, a veces con enojosa frecuencia. Porque, en efecto, peor que confundir el culo con las témporas es no saber discernir entre la loable emotividad y el molesto “bienqueda”, una distinción complicada de llevar a cabo en Sevilla, capital mundial de la ojana. Terminada la campaña y expresado el propósito inconformista pese a los buenos resultados, resulta imperativo que en Nervión se tomen decisiones con firmeza y sin el menor resquicio para la socialdemócrata contemplación.

A una docena larga de futbolistas del primer plantel sevillista, algunos con una intachable hoja de servicios, se le debe señalar de forma sumarísima el camino de la puerta por mucho contrato en vigor en tengan. Franco Vázquez, Vaclik y Escudero ya han salido, como virtualmente fuera están Javi Díaz y Gnagnon. Los minutos que, con mucha voluntad pero escaso acierto, han disputado Sergi Gómez, Aleix Vidal y Gudelj los inhabilita para la élite, igual que quedó amortizado de sobra De Jong con sus tres goles en Colonia. Munir, a ojos de Lopetegui, está sentenciado y tampoco desea el entrenador los regresos de los cedidos Amadou, Pozo e Idrissi. Vamos por TRECE jugadores que BAJO NINGÚN CONCEPTO DEBEN SEGUIR en la plantilla y aún quedan las incógnitas de Óliver y Óscar, que apenas han deparado unos ratitos pasables, y Rekik, que no ha metido la pata de central ni de lateral, aunque no enamore a nadie.

Sentimental y formal a partes iguales, debe olvidarse Monchi de su yo más lacrimógeno y desenvainar la Tizona para cortar las cabezas (entiéndase el sentido figurado, por Dios bendito) que hagan falta. También llegará, por añadidura, la decisión de aceptar alguna de las ofertas que haya por futbolistas de rendimiento satisfactorio, si bien esta pena es de las que se atascan en pan, como cantaba Siniestro Total, o más bien en billetes de curso legal. Así que, por un lado, escucharemos hasta la extenuación la ristra de argumentos que nos ha envenenado la existencia en el último año y medio: crisis, mercado parado, miedo a invertir, ajustes presupuestarios… Y, por otro, urge embarcarse en el frenesí veraniego de los fichajes porque la temporada recién concluida ha enseñado que el Sevilla transita muy cerca de su techo, sí, pero que la alineación de tres aciertos y cuatro circunstancias favorables puede hacerlo saltar en pedazos. Como en 2006.


muchodeporte.com Más Artículos