La ¿conveniencia? de seguir jugando a puerta cerrada

La tregua

Lucas Haurie 07/06/2021

Salta en el monitor, casi por casualidad, esta frase del filósofo Gustavo Bueno: “Cien individuos, por separado, pueden constituir un conjunto distributivo de cien sabios, pero reunidos pueden formar un conjunto atributivo compuesto por un único idiota”. Una atinada revisita a la teoría orteguiana del hombre-masa, ya saben, esos humanos “que renuncian a la custodia de su propia humanidad e inteligencia” para subarrendarla a un ente superior: estado, idea, dios, partido, caudillo o, en lo que nos ocupa, afición. Cincuenta mil sevillistas por separado, en efecto, pueden constituir un conjunto distributivo de cincuenta mil refinados decantadores del mejor fútbol; reunidos en una grada bramante, corren el riesgo de convertirse en un conjunto atributivo compuesto por un único idiota. Esto ocurre a menudo en los grupos de guásap, donde unas personas más o menos normales degeneran en un monstruo con vida propia y atroces pulsiones violentas.

Me ha sobrecogido la naturalidad con la que mi colega y viejo amigo Víctor Fernández ha contado esta mañana que el fichaje de Sergio Ramos por el Sevilla es “una posibilidad no descartable”. En mi ingenuidad, estaba convencido de que un jugadorazo de semejante dimensión –el mejor defensa de todos los tiempos y, tras Rafa Nadal, el segundo mejor deportista español de la historia– se encontraba fuera del alcance de Pepe Castro y Monchi, pero resulta que se han posicionado con discreción por si se quiebra irresolublemente la relación del crack con el Real Madrid. Hay escasas y lejanas opciones, eso sí, de llevar a cabo el fichaje más relevante de la historia del club (Maradona incluido) y puede dificultar aún más la operación la renuencia de algunos sevillistas. Es en este punto exacto donde se hace pertinente citar a Gustavo Bueno.

El Sevilla de Lopetegui, a principios de marzo de 2020, era un equipo tambaleante y un proyecto liquidable a la vuelta de dos derrotas, las que podrían haberse producido el 12 y el 15 de marzo frente a Roma y Betis en el Sánchez-Pizjuán. Esos partidos, que se jugaron sin público, lo lanzaron hacia los grandes éxitos del curso pasado y en éste, a puerta cerrada, la tendencia ganadora se ha mantenido e incrementado. Uno de los factores que dificultarían el hipotético fichaje de Sergio Ramos es el rechazo de un sector (relativamente relevante pero atronadoramente ruidoso) de la hinchada. ¡A ver si no va a ser verdad que interesa continuar con el estadio vacío! Así, cada sevillista seguiría siendo un sabio delante de su televisor y no prestaría su cerebro ni delegaría su ser para conformar ese conjunto atributivo compuesto por un único orangután.