Un brindis con Don Simon

La tregua

Lucas Haurie 13/06/2021

Es malísimo. Como pegarle a un padre o como la carne de pescuezo… Su recuerdo, pura pesadilla, envenena la memoria del aficionado que aún lo ve persiguiendo la sombra de Iñaki Williams o mareado por los quiebros de Guedes o, peor todavía, enredado en el auto-nudo que se hizo en aquella malhadada prórroga de Praga. Simon Thorup Kjaer, central danés del Milan fichado por una millonada al Fenerbahçe e ido tras dos temporadas de auténtico espanto, no tuvo un paso lo que dice glorioso por el Sánchez-Pizjuán. Sin embargo, el exsevillista alcanzó en el dramático Dinamarca-Finlandia de Copenhague una dimensión que trasciende con mucho lo futbolístico. Vaya crack, señoras y señores. ¡Qué capitán! ¡Qué tío!

No hay nada como un bofetón de cruda realidad para aprender a relativizar las cosas. El accidente cardiaco de Eriksen paralizó a cuantos estaban en el estadio Parken y a toda la Europa futbolera que seguía el partido por televisión. En ese momento, sólo Kjaer tuvo el aplomo para saber cómo había que actuar: corrió hacia y lo puso en una posición segura para así evitar que se tragara la lengua y se asfixiase antes de que las asistencias médicas le practicasen las maniobras de reanimación que le salvaron la vida. En cuanto el paciente estuvo en buenas (¡milagrosas!) manos, ordenó una bendita coreografía para preservar su intimidad y acudió a confortar a su pareja. ¡A ver quién mejora ese hat-trick! “Un hombre de verdad”, ha tuiteado desde Brasil Papu Gómez, con quien coincidió en el Atalanta.

Al lado de una actuación como ésta, ¿qué importancia tienen un marcaje mal ajustado o una pifia en un córner? Pues eso mismo. “Aquel que salva una vida es como si salvara un universo entero”, reza la Medalla de los Justos que concede Israel a los héroes del Holocausto citando la Torá. UEFA premiará luego a quien sea, pero ya sabemos todos quién ha sido el mejor de esta Eurocopa. Kjaer ya no será jamás el defensa permeable que encajaba goleadas en cualquier campo de España, sino el héroe que contribuyó al desenlace feliz de su suceso que, en la ciudad donde él vivió, nos retrotrajo dolorosamente a agosto de 2007. Don Simon el Providencial, por quien todos los amantes del fútbol alzamos la copa en este domingo pre-veraniego.