Tres jornadas adulteradas

La tregua

Lucas Haurie 12/08/2021

El Mallorca se refuerza con gente principal como Kubo o Battaglia y el Rayo apuntala su banda izquierda con Kevin Rodrigues mientras Sevilla y Betis, sus rivales de ya mismo, prospectan el mercado sin esperanza de que ningún refuerzo esté a la orden antes del fin de semana. No pasa nada, porque ni baleares ni vallecanos serán mucho más peligrosos gracias a estas incorporaciones, que ni siquiera están seguros de poder hacer debutar en el arranque liguero, pero el estado “en obras” de todas las plantillas de Primera desnuda una anomalía terrible agravada en los últimos años: las tres primeras jornadas, celebradas antes del cierre de los mercados, son una pura adulteración.

El Betis que visitará Son Moix, tal vez con Kike Hermoso como puntal defensivo, está capacitado para vencer… pero lo estará mucho menos que el que viaje en otoño, pongamos, a los campos de rivales directos del Mallorca en la lucha por el descenso. Podría decirse lo mismo del Sevilla que alineará Lopetegui contra el Rayo, huérfano de la media docena –Montiel, el primero– aproximada de futbolistas que Monchi va a reclutar antes del día 31. Sí, todos los equipos están en la misma situación, lo que no es un inconveniente igualatorio como el granizo que cae durante un partido, sino una barbaridad multiplicada por veinte. ¡El 10% de la Liga se juega con los planteles falseados!

Terminados mediado mayo todos los campeonatos importantes de Europa, ¿no eran suficientes tres meses para operar las entradas y las salidas? El calendario global, cuajado de ventanas FIFA en crecimiento uniformemente acelerado, ha obligado a convertir el agosto español, antaño pretemporada plena, en un mes hábil. Sea: porque son los signos de los tiempos y porque, para colmo de bienes, alimenta el negocio de las grandes paganas del invento que son las televisoras. Lo que carece de todo sentido es que las ligas empiecen –por no hablar de títulos en disputa como las diversas supercopas o de las rondas previas de los torneos continentales, vitales para la economía de los contendientes– sin que los entrenadores dispongan siquiera de tres cuartas partes del que será su once titular. Tanta cintura para operar cambios de todo tipo y las fechas del mercado permanecen en toda su noventera rigidez.