Los clubes venden la sortija de la abuela

La tregua

Liga est omnis divisa in partes… dos, una menos que la Galia invadida por Julio César pero con un encargado de imponer la “pax”, Javier Tebas, mucho menos carismático y conquistador que el triunviro. Las legiones de hoy se arman con dinero e igual se sofocan las rebeliones, por eso ha tenido que recurrir el mandarín futbolero a la pasta mercenaria que le proporciona CVC, una compañía inversora a la que, como a todos los de su calaña, se puede aplicar indistintamente los epítetos “ángel” o “buitre”. Si la maniobra es buena o mala, lo sabremos mucho antes del medio siglo que dura el pacto recién firmado y a cuya expiración estaremos la mayoría criando malvas.

Los asuntos dinerarios, aunque delicados, ofrecen una ventaja sobre todos los demás: su univocidad. Hasta el más lerdo entiende que quien recibe pasta de un tercero es porque no tiene más remedio que pedirla y que siempre la recibe a cambio de algo, que no tiene por qué ser un interés usurario o la shakesperiana libra de carne. Tampoco nos pongamos anticapitalistas, hombre, el yo-te-presto-tú-me-devuelves-con-ganancia es una profesión legítima e incluso puede que sea, de verdad, la más antigua del mundo. Pero de ahí a considerar que los señores de CVC son unos santos que vienen a salvar altruistamente a los clubes…

La realidad es que el fútbol español, principalmente por el carácter despilfarrador de sus dirigentes, se ve en una tesitura económica compleja, vecina en muchos casos de la bancarrota. Una situación de emergencia que, con todos los másteres en “business management” que se quiera, se soluciona vendiendo patrimonio, lo mismo da que sea el anillo de pedida de la abuela que un porcentaje de los futuros derechos televisivos. Para respirar en este tórrido verano, las 38 entidades adherentes al acuerdo se han empobrecido severamente porque la realidad es que no tienen con qué afrontar la deuda que acaban de contraer y comprometen su dinero futuro. Vaya el lector a ver al director de su sucursal bancaria y dígale que dejará de satisfacer las cuotas de la hipoteca a cambio de darle el 9% de sus ingresos durante los próximos cincuenta años. ¡Le daría usted el alegrón de su vida!

CVC aprovecha su disposición de líquido para garantizarse un beneficio inmenso durante mucho tiempo y es significativo que las cuatro entidades que se han resistido a firmar sean el saneado Athletic Club, los supermillonarios Barcelona y Real Madrid, que saldrán por sus propios medios de la crisis lampante que sufren, y ese Oviedo perteneciente a Carlos Slim, magnate mexicano que posee una de las más fabulosas fortunas del universo y a quien no le interesa que se diga por ahí que anda pidiéndole a unos pinches gringos. No van a recibir nada porque no han comprometido ni un euro de sus cobros futuros, a ver si ahora va a ser mejor vivir de prestado que campar libre de cargas. Tebas y sus aliados presumen con razón de haber logrado un acuerdo histórico, de haber conseguido un respirador que les alivie el ahogo, pero ello no debe esconder que han llegado ahí porque el único camino alternativo era la ruina.