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Marquen el prefijo de Armenia (00374)

La tregua
Lucas Haurie
Lucas Haurie
12/05/2022

El 9 de junio de 2007, al acumular la duodécima jornada sin triunfo y a un solo partido para la conclusión del campeonato, Luis Fernández fue destituido de su cargo de entrenador del Betis. El francés de Tarifa, aureolado con un título europeo y varias clasificaciones para la Champions, había protagonizado una caída en picado que culminó el referido día con la sangrante goleada (0-5) frente a Osasuna en el Benito Villamarín. Su sustituto, el gran Paco Chaparro –entonces a punto de cumplir los 65 años preceptivos para jubilarse–, fue a Santander con la obligación de ganar para evitar el descenso y venció al Racing por 0-2.

Joaquín Caparrós, actual seleccionador de Armenia, tiene 66 tacos y más de quinientos partidos dirigidos en Primera. Aunque nunca se ha clasificado para la Liga de Campeones, sí se ha visto en situaciones de altísimo voltaje como la que puede presentársele al Sevilla en la última jornada. Ya saben: si pierde en el Wanda y el Betis vence al Granada, dos resultados nada disparatados, recibirá al Athletic el 22 de mayo en la tesitura de sumar o morir. El técnico utrerano, paisano y amigo del presidente Castro, es muy querido en Bilbao tras un venturoso paso por San Mamés y conoce ciertos entresijos del fútbol que, en momentos puntuales, son más útiles que los mapas de calor o un centenar de cámaras tácticas.

La paternidad de aquella victoria en los Campos de Sport del Sardinero de hace justo tres lustros correspondió, por supuesto, a Chaparro, que se anticipó al revival del “Resistiré” del Dúo Dinámico pinchándolo en el vestuario a todo volumen e inculcó en sus chicos la creencia en la victoria a base de citas de Sun Tzu, cuya obra “El arte dela guerra” es el libro de cabecera del técnico trianero. Algo tendrían que ver también, claro, los dos goles que marcó Edú y bastante más, puede uno maliciarse, la capacidad que tenía Manuel Ruiz de Lopera para generar un clima favorable para sus intereses en determinadas situaciones: el nunca bien ponderado poder del petisú repartido a diestro y siniestro.

No se salvó entonces el Betis, o sea, con pasividad ni asegurará la Champions el Sevilla mediante la espera de la caída de la breva. La proactividad es básica en el alcance de cualquier objetivo, que traducido resulta: hay que mojarse el culo para coger peces. La penúltima jornada, a tres días vista, será la última oportunidad para que a Julen Lopetegui, paralizado por el miedo y en quien sus jugadores ya no creen, le caiga encima una cuarta plaza que (casi) se ganó con su espléndida primera vuelta. Si el domingo se combinan los dos resultados negativos para los intereses sevillistas, dejarlo dirigir el partido del 22 de mayo equivaldría a un suicidio.


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