Derbi para que ambos se tapen y digan que están malos

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 07/11/2022

Sinceramente, creo que ni Betis ni Sevilla tienen motivo alguno para sacar pecho. No he llegado a tal razonamiento por esa equidistancia tan típica, calculada e impostada tratándose de rivalidad sevillana. No voy por ahí. Digo que ninguno tiene motivos para alegrarse -aunque intuyo que con el paso de las horas el punto sabrá peor en el Betis- porque, para qué engañarnos, los dos hicieron bastante el Charlot.

Para empezar, el Betis se quedó con nueve, sí. Pero no salió al campo con nueve. No nos podemos quedar en ese razonamiento simple y que no conduce a nada. Que se quedó con nueve lo vio todo el mundo. La pregunta es cómo es posible que un equipo fuerte, en su casa, que pelea por la Champions y que se pone con uno más y con 1-0 en el marcador, se pegue dos cañonazos en el pecho. No logro entender lo de Fekir, pero menos lo de Borja Iglesias, acción que llega inmediatamente después del descanso, cuando ha dado tiempo para serenarse. Con nueve resistió, es cierto, pero las oportunidades históricas hay que aprovecharlas. Si no se le gana al Sevilla de Rekik y Dolberg, ¿cuándo?

Que el Betis resistiera entra en directa conexión con lo malísimo que es el Sevilla. Ante un rival con nueve, le faltó ambición. Sampaoli no tuvo una buena noche. Primero, el cambio no era Rafa Mir. Contra nueve, y en un campo de grandes dimensiones como el Villamarín, el técnico optó por no mover la línea de cuatro defensas en ningún momento, con el Betis muerto. Claro que viendo el remate de En-Nesyri, también es inteligente moderar las culpas del entrenador... El Sevilla aumenta su leyenda en los derbis, pero este razonamiento se hubiera firmado gustoso a las 21.00 horas. A las 23.00 horas, debió salir victorioso. Así que mantita de cuadros para los dos y a taparse hasta las orejas.