Todos locos con los árbitros

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 11/04/2023

El asunto de los árbitros estalla cada semana cual bomba de racimo. Dicho colectivo siempre estuvo mal, no nos engañemos. Es algo parecido a lo que ocurre con el mundo del teatro y no digamos del periodismo. Jamás escuché que dichos sectores atravesaran por un buen momento. A ojos de todo el mundo, siempre son y serán un desastre. Este rollo de los árbitros es un poco igual, sólo que ahora todo más radicalizado. Ahora hay mucho bufandeo de tres al cuarto. Ante todo, prima defender, sin la mayor honestidad en el análisis, a tu club. La frontera entre el periodista, el hincha de redes sociales y el osado individuo de barra de bar es cada vez más difusa. Como bien dice Iturralde, aquí nadie quiere justicia. Todos quieren beneficio.

Desde que entró el VAR, herramienta que defiendo, los fallos duelen más. Antes nos conformábamos con aquella zona pantanosa del error humano. ¿Qué se le iba a hacer? El Madrid y el Barça te quitaban la cartera y para casa todo el mundo. Ahora es igual sólo que más grosero, pues delante de unos monitores de alta definición se sientan unos señores árbitros ridiculamente uniformados. Ven la jugada con menos presión que el de abajo. Le pueden dar para adelante y para atrás. ¿Con qué resultado? Con el único de haber vuelto loco a todo el mundo.

Si a esto le añaden que un pájaro se lo ha llevado calentido del FC Barcelona, es normal que el colectivo arbitral pase por su peor momento. Tampoco ha ayudado a la limpieza del colectivo la actitud de los propios árbitros. Todos, menos Estrada, han puesto a Negreira como si fuera un desconocido, un pobrecito, un don nadie que nada hacía ni nada decidía. Extrañamente, cuando Estrada alzó la voz, el colectivo se le echó encima. ¿Por qué? El clima es feo y habría que echarla al suelo, pero lo veo difícil. El aficionado siente que quien imparte justicia no está limpio y esa sensación mata. Pensaba que su llegada iba a ser buena cosa, pero la realidad es que Medina Cantalejo no aporta absolutamente nada.