Convencer a Monchi, la gestión crucial

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 12/03/2019

La historia de Monchi en Roma no ha sido duradera ni todo lo fructífera que se esperaba. Se demuestra que en el mundo de los directores deportivos importa tanto la capacidad, que indudablemente la tiene, como el contexto. Es decir, el Sevilla, el club del que Monchi lo sabe todo, donde se formó y se hizo grande. Desconozco dónde estará ahora Monchi. No sé si a estas horas apura su último garbeo por la Ciudad Eterna o ya se encuentra tumbado en su San Fernando natal. De lo que no tengo duda es que este movimiento debe provocar la inmediata reacción de los que mandan en el Sevilla. No habría que perder ni un segundo en intentar convencerle para volver, cosa que, la verdad, veo difícil por varios motivos. En primer lugar, tampoco hace tanto que se fue. Creo que en la mente de Monchi aún cabe una pasada por un gran club antes del regreso. Sospecho que tampoco le motiva excesivamente un clima de trabajo cuyas cabezas visibles son Castro y Caparrós ni tampoco el contaminante estado de preventa del club.

Fuera caretas: esto no marcha sin Monchi, lo cual escribo con cierta sensación de fracaso. Qué se le va a hacer... El Sevilla ha vivido, y muy bien, sin grandes entrenadores, sin futbolistas legendarios… Se sobrepuso, triunfante, a la enorme ausencia de José María del Nido. Sin Monchi, todo es distinto. Sin Monchi, pese a hollar picos altos, han pasado ya por el banquillo sevillista, en sólo temporada y media, cuatro entrenadores. Y el cuarto técnico, Machín, a pique de un repique de ser despedido. Esperemos a Praga y Cornellá, que aún no está claro que se salve…  En los despachos, la cuenta sale fácil: a director deportivo por temporada. Falta, sin Monchi, acierto, club, habilidad para conducir a los entrenadores, la calma y autoridad que desprenden las personas capaces… Monchi, ni más menos. No el de la Roma y sí el que se hizo 'number one' en Nervión.

Va a ser muy difícil convencerlo. No es tanto el dinero. El Sevilla ya le ofreció un gran contrato para que se quedara. Supongo que habrá que tocarle la fibra y hacerle ver, igual que cuando se sentaba en el banquillo al lado de Bilardo con cara de chaval, que los colorados son los suyos y que los suyos le necesitan. En tan capital gestión urge centrar los esfuerzos. La realidad es que el Sevilla lleva dos años que no da una. Tampoco es que fuera brillante el verano de Sampaoli, todavía con Monchi, pero al menos vinieron tres grandes jugadores como Ben Yedder, Sarabia y Lenglet. Para qué vamos a detenernos en lo de los dos últimos veranos… Un tercer año de meteduras de pata sería letal. No creo que haya cuerpo, ni equipo, que lo resista.