Banega y el cambio de Promes

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 31/03/2019

Ocasión perdida. Y lo malo es que no hizo falta ni un buen Valencia, al que le bastó con encontrar su momento, el penalti, y marcarlo, para luego elaborar un tratado sobre cómo sestear en un partido poniendo en peligro la victoria, pues en alguna de las que tuvo el Sevilla en la segunda parte sí pudo llegar el empate. Hubiera sido lo justo. Pero este deporte no se basa en el pudo. No entiende de merecimientos y ni siquiera de justicia. Sí de aciertos, y el Valencia se lleva todo el botín a casa más el gol average, cuestión nada menor. La primera conclusión de la derrota es que ese centro del campo de nuevo habrá que tocarlo. Caparrós creyó que había base para pensar que el once de Cornellá podía funcionar y lo dejó todo igual. La realidad es que aquello de Barcelona no fue nada del otro mundo. Simplemente, se ganó y con apuros. A excepción del cambio de Munir, que pesó muy poco en el partido, por André Silva, salió lo esperado. Visto lo visto, Banega ya no volverá más a la banda. Seguro. Fijo. cien por cien. Gayá se llevó la patada voladora del argentino y por ahí se fue el partido. A Banega le cuesta en el costado. Vuelve poco y mal. No es su sitio y cantó la gallina. Luego mejoró en el centro del campo. Terminó viendo la amarilla que lo inhabilita para jugar ante el Alavés, lo cual empiezo a no verlo como un problema mayor. En el descanso, Caparrós quitó a Amadou y no porque estuviera siendo el peor, sino porque es de quien se espera menos. El elogiado Gonalons estaba jugando bastante mal, por ejemplo.

El Sevilla se estiró, apretó y entonces llegó la segunda mala decisión de Caparrós: quitar a Promes. El holandés lo estaba intentando con centros. Agobió a Wass. Mejor hubiera sido quitar a Wöber, al fin y al cabo un defensa del montón, para jugársela con Bryan y Promes por la izquierda, por ejemplo. Si Promes estaba cansado, es que precisamente de eso se trata la competición, de llegar extenuado al final del partido con la camiseta del club que le paga. Bryan no estuvo mal, aunque tampoco hubo mucha mejoría. De las jugadas finales no salió nada ganador ni tampoco Ben Yedder cazó la suya de todos los días. Así que el Valencia, quizás el gran rival, ya está por encima. Era el día para venirse arriba y sin embargo en el encuentro quedó un aire de impotencia que toca la moral. Cuesta trabajo pensar que el equipo va a quedar cuarto, la verdad.