Caparrós, Roque Mesa y Bryan Gil

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 07/04/2019

Puede que Caparrós esté anticuado, que se haya quedado atrás, que sus métodos ya no sean los que necesita un equipo de la dimensión del Sevilla… Yo no lo tengo nada claro, pues me temo, porque lo llevo viendo en el fútbol cada minuto desde hace muchos años, que detrás de este lugar común se esconde mucho rollo. Aquí llega un entrenador con un sistema debajo del brazo, gana dos partidos, es correcto en el trato, y no es que se gane a la crítica, es que incluso se le considera como la piedra angular del proyecto. Uno es el moderno y el otro, el antiguo. Pues resulta que el antiguo gana. Hoy, mañana no lo sé. Pero hoy gana. Certifica el triunfo ante el Valladolid que en buena hora, aunque muy tarde, cambió de entrenador el Sevilla, pues Caparrós ha traído otro aire. Estos partidos que antes se perdían sí o sí ahora se cuentan por victorias. Nueve de doce, cinco goles a favor, sólo uno en contra y de penalti... Y sin Vaclik. Números que permiten seguir peleando con todo por la Champions. En Valladolid no es que se jugara muy allá, pero el equipo se siente algo más estable. Con la pócima de las victorias mejora todo, claro. Perder no sirve de nada. No se aprende nada de las derrotas. Ese otro lugar común es falso y suele ser un argumento del que pierde mucho. La derrota achica, lo empeora todo, trae los nubarrones, abre la caja de los miedos... Lo que provoca la mejoría es la victoria y justo eso es lo que está haciendo el Sevilla en las últimas semanas: ganar. Pasó en Zorrilla por fases de mal juego, aunque poco a poco, muy lentamente, el equipo fue levantándose. La segunda parte ya fue suya. Ahí trenzó buenos pases, si bien seguía haciendo falta aumentar la velocidad de las acciones.

Llegados a este punto, hete aquí que Caparrós actuó y acertó de lleno. Los cambios le salieron de cine. Quitó a un central, puso a Roque Mesa y gol de Roque Mesa. Quitó al Mudo (Monchi toma nota y colócalo), sacó a un niño regateador que no se esconde nunca y el niño regateador además fue 'centrador', dando el pase del segundo gol a Munir. Y el Sevilla ganó en Valladolid para ir cuadrando las cuentas y llegar al derbi en perfecto estado anímico. Por supuesto que el equipo presenta problemas profundos, pero esas taras ya no tienen solución. Ahí queda que Monchi coja el bisturí y comience a operar. Ahora mismo, lo que toca son decisiones coherentes: Gonalons, sin estar del todo bien, al campo -no termino de ver a Banega encajado-, poner a dos delanteros porque creo que a este equipo le viene mucho mejor jugar de esa forma, por supuesto un alto esfuerzo colectivo y que Navas vuele por su banda. La victoria es fundamental, justo en el día que Caparrós nos preocupó con el anuncio de la leucemia que padece. No le mando fuerza, pues tiene de sobra. Sí suerte, muchísima suerte. Algo que tampoco le falta, por cierto.