El adiós de Sarabia

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 02/07/2019

Pablo Sarabia ya es historia en el Sevilla. Ésta no se puede considerar una buena salida, aunque tampoco desastrosa, viéndola con un poco de calma. Sarabia costó muy poco, vino con una ficha baja, ha cumplido con el primer y casi único mandamiento de todo buen futbolista, el gran rendimiento… Se va dejando un cuarto puesto, unos cuartos de final de Champions, una final de Copa, dos clasificaciones europeas… Ha goleado en noches pequeñas y también en partidos importantes. No es tan verdad eso que se dice que en las citas de nivel se apagaba. Ha marcado mucho. Después de todo esto, que podría ser mejor pero que no es poco, se marcha dejando 20 millones de euros. Teniendo en cuenta que, por ejemplo, Mario Hermoso va a salir como mínimo por 30, es una faena, si bien no creo que merezca la pena que nadie se tire por el puente. Son 20 millones. Y 20 millones en manos de Monchi.

Aquí ha pasado un poco de todo. En primer lugar, el Sevilla ha estado muy mal dirigido en las dos últimas temporadas en el área donde se firman buenos jugadores, se dan bajas lógicas y se contenta al futbolista. Un Arias o un Caparrós te dejan temblando, como se ha comprobado. Cuando un futbolista viene creciendo y dos años antes de que termine su contrato no lo has atado, avería. Te quedas vendido. Dejas de tener el control. Eso ha ocurrido con Sarabia, que ha seguido marcando y dejando que pase el tiempo, asumiendo en parte un riesgo, pues si con el horizonte de quedar libre se tuerce la rodilla, por ejemplo, a esta hora no estaría en París. Afortunadamente ello no ha ocurrido y Sarabia vivirá una gran aventura en una de las ciudades de la luz, que la verdad no sé cuántas hay.

Se merece este premio. Otra cosa es la consideración que tengamos cada uno de su nivel como futbolista. Qué más da. Cuando llega un grande, toca irse. No hay más. Así que suerte y en descargo del Sevilla pensemos que no debe ser tan fácil atar a este mediapunta con alma de delantero, escurridizo en su día hasta para Ángel Torres, ese fenómeno, escurridizo para Monchi, que también tuvo tiempo para reconducir la operación. Que le vaya bien. Y para el Sevilla, la pena, con 20 millones más en el banco, será menos.