Los cinco cambios

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 02/06/2020

La cuestión va a tener mucho peso en el desarrollo de los partidos, no crean. Poder modificar a la mitad del equipo es mucho modificar. El debate lo ha abierto, quién si no, Setién, al afirmar que a su Barça le podía perjudicar tanto cambio. No sé... Creo que nos falta vivir la Feria para contar cómo va. Puede que Setién lleve razón. Nada cansa más que correr detrás del balón y eso el Barça lo hace de cine. Cuando el desgaste da la cara y las fuerzas abandonan, si el contrario tiene la posibilidad de refrescar de forma masiva el bloque, llegará al corte, a esa ayuda, no dudará en el despeje... Puede ser. Aunque también hay otra forma de verlo, claro. Los equipos grandes cuentan con jugadores grandes en el banquillo. En muchos partidos veremos cómo la puerta del castillo cede por la entrada al encuentro cual ariete de la mucha calidad que rebosa en esas plantillas. Creo, por tanto, que los dos argumentos son defendibles. Me mantengo escéptico.

Me da que los cinco cambios serán un lío para la inmensa mayoría de los entrenadores. En mis años de profesión, he visto a muy pocos técnicos que sepan dirigir con agudeza un partido. Ahí suspenden casi todos, fruto de los nervios, fruto de la presión a la que están sometidos. Es habitual ver a entrenadores que entran en bloqueo o que, simple y llanamente, no lo ven. Por eso, cuando actúan, sólo tienen dos opciones: el cambio facilón o directamente la demolición del edificio. En mis años de profesión cubriendo a los queridos equipos sevillanos, sólo Sampaoli y por supuesto Juande Ramos me han dicho algo con sus cambios. Se atrevían, cambiaban sobre la marcha un sistema, no esperaban al minuto 70, daban al equipo mensajes de valentía. Y por supuesto, ganaban. Los demás, todos al furgón.

Creo que con más opciones donde elegir, y por tanto más para equivocarse, los entrenadores van a formar la de Dios es Cristo. Los cinco cambios unas veces ayudarán al Barça de Messi y otras al Getafe de Etxeita. Pero de lo que no tengo dudas es de que premiará al gran director de partidos, al entrenador frío y listo que se anticipe a los problemas y sepa cómo tapar una vía o desarmar un bloque. ¿Cuántos de esos hay? La respuesta es tendente al cero. Ahora mismo uno, y trabaja en Inglaterra.