Del Nido padre, la única piedra de un camino ilusionante

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 08/08/2020

José María del Nido amenaza, habla, susurra, conspira por las esquinas... Lamentablemente, es la única piedra en el camino de este gran Sevilla que ya tiene a su personal loco. Y no es un obstáculo menor, pues para empezar le quedan partidarios que dan mucho ruido. Esto lo entiendo perfectamente, ya que fue un gran presidente. Es lógico que sea recordado con honores. Además, tiene poder. Con sus acciones es capaz de poner en un brete a cualquier presidente. Un paso huracanado de Del Nido y se abren las puertas a un mal enemigo como la inestabilidad. Si encima llega de la mano de estos advenedizos americanos, que en mala hora aterrizaron en el club, más aún.

Él justificará su ansia por volver argumentando que es el momento de meterse en la pelea por la Liga, cosa con la que estoy de acuerdo. Pero es mentira. Del Nido no vuelve por esto. Del Nido quiere volver porque no entiende su vida sin ser presidente del Sevilla. Si para ello tuviera que pisotear el busto de Sánchez-Pizjuán que luce en el palco, lo haría sin pudor. Del Nido trabaja en su regreso porque sufre un mal incurable y que con los años va a más: su codicia es infinita. No escarmienta. Del Nido quiere volver porque le corroe que Castro, a quien considera un personaje gris y menor, lleve el club por la senda de la victoria con mesura. Le corroe, en definitiva, que sin él todo siga funcionando igual o mejor que con él.

Sinceramente, me da un poco de pena la situación. En algún aspecto que se me escapa, creo que un fracaso vital tan severo como ir a la cárcel lo ha dejado mal. Cualquier persona sensata, en su situación, se aplacaría, recordaría con cariño los días de gloria, se embolsaría el dinero importante de sus acciones y miraría al futuro sin descartar nada. Y, sobre todo, dejando hacer. Así piensa por ejemplo su hijo, un chaval con principios y empatía que simplemente ve absurdo el cambio. Del Nido padre es otra cosa. Del Nido padre viene deseando desde hace tiempo la derrota del Sevilla para justificar su abordaje. Como la misma no llega, no aguanta más y ha decidido saltarse la reja cual fervoroso almonteño en la noche del lunes de Pentecostés. Una pena. Así no se hacen las cosas.