Andrés Blázquez nos toma a todos por tontos

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 07/09/2020

Andrés Blázquez, afortunadamente ese gran desconocido para el Sevilla, se ha presentado en sociedad con una interesante entrevista en Marca que, efectivamente, deja motivos para la inquietud. Después de leerla, me da que nos toma por tontos, tentación lógica viendo el nivelito generalizado actual. Observen lo que ocurre en política y comprenderán que aquí ya da igual todo. Cualquier idea peregrina encuentra seguidores y hasta su encendida defensa. El desahogo hace tiempo que dejó de ser un defecto. Un golfo se aprende tres frases, dice todos y todas, y como esté en el sitio adecuado en la hora adecuada, puestazo al canto.

Blázquez le ha puesto voz a su idea de club. Qué casualidad, Miguelito, que aquí a todos les da por construir un nuevo Sánchez-Pizjuán. Como a mí siempre me sobra la gente, yo haría lo contrario: quitar un anillo, 20.000 sevillistas en las gradas, carnés muy caros y equipazo en el campo. Un pensamiento mío, sin más. El rumboso Blázquez embarcaría a la entidad en una colosal millonada que ni él sabe cómo se pagaría. Total, qué más da. En el fútbol siempre se dispara con pólvora ajena. Habla de ganar la Liga (como si Castro quisiera quedar el 13º) y se queda tan tranquilo. Habla de la profesionalización del club, como si en el consejo se estuviera gratis, y de mejorar esa profesionalización no se sabe cómo, con vaguedades. Si algo tiene el Sevilla es que es respetado en todas las cancillerías europeas del fútbol por lo mucho que gana y por la labor de su gente. Es decir, de Monchi, Cruz, Castro y otros muchos empleados y ejecutivos eficientes y de alto nivel.

Habla también de abrir equipos nodrizas en otros puntos del planeta para detectar futuros talentos, iniciativa con la que unos listillos tendrían el campo libre para embolsarse un buen dinero, no lo duden. Y también de la expansión de la marca, planes estratégicos y otras milongas variadas que no significan nada y que simplemente tratan de ocultar el verdadero fin de su sociedad, que es llegar al poder para manejar el gran dinero y el imponente patrimonio del Sevilla. Como todos pensaban en la venta el club, y por ahora no ha podido ser, a los americanos se les ha quedado su inversión un tanto colgada. En éstas, se abre el telón y aparece Del Nido, el gran cooperador necesario de esta jugada bravucona, codiciosa y sucia. Blázquez sí se fía de Del Nido, que ya es fiarse, aunque lo entiendo, pues creo que hablan el mismo lenguaje. Aquello de Dios los cría viene que ni pintado para este caso.