Otro revés para Del Nido; y van...

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 22/10/2020

A Del Nido le vuelve a salir mal el tiro. Otra cosa no, pero por persistencia no quedará. Es una gota china, una ola que va y vuelve. Tremendamente pesado. Demostrado está que cuando tira, tira con todo y contra todo. Recuerden: jugándose la cárcel, se mostró dispuesto a dar una clase de derecho económico al fiscal del 'Caso Minutas'. Aquello fue lo más increíble que he visto en mi vida. ¿Quién en su sano juicio indispone de esa forma a la sala que lo juzga? Él, sólo él. Pues ahora, en caso del Sevilla, y con el lastimoso coste de tirar más su imagen, ha liderado un bravuconeo para sorpresa de todos, incluidos sus correligionarios. ¿Quién en su sano juicio piensa que es necesario el cambio en el Sevilla? Él, sólo él. ¿Quién en su sano juicio se alía con los americanos, aguilillas a los que convendría expulsar del templo cuanto antes? Él, sólo él.

Lamentablemente, su personalidad arrolladora no soporta que nadie lo pare y le haga reflexionar. Del Nido no tiene a nadie que, subido al carro de la victoria, le susurre 'memento mori', como hacían los sirvientes cuando los generales romanos entraban triunfantes tras la batalla. Todo el que pertenezca al círculo de Del Nido y le discuta algo, sale inmediatamente de él, quedándose con los suyos más suyos. Y al final, ¿qué pasa? Pues que se estrella. Sí, sí terminan parándolo, pero muy al final y con un coste muy elevado. Unas veces pone pie en pared un juez y ésta, por ejemplo, su hijo mayor, con el que ha roto relaciones.

No obstante, no crean que esto ha terminado. El asalto sigue y seguirá. A la que pueda, arremeterá de nuevo. Con los americanos o con el bombero torero. Y, ojo, nadie sabe qué ocurrirá en el futuro, pero si algún día pergeña bien el plan y logra el sillón presidencial, va a ser para temerle. Aquel whatssap avisador y vengativo de cuando entró en prisión lo llevará a la práctica con furia. Su soberbia no soporta  estas goleadas en contra. La única solución será combatirlo para que sus arremetidas se queden en carne de redes sociales, en escenas grotescas de chiringuito veraniego una tarde calurosa de verano. Así, una y otra vez. Como la gota china, como la ola que va y vuelve...