Munir se merecía este gol más que nadie

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 24/11/2020

Seguramente la mosca rondaba por la oreja de todo sevillista que estuviera viendo el partido. La superioridad sobre el Krasnodar era total. Pero no mataba. Y a veces el Sevilla ni iba, ni buscaba la portería de los rusos. Vamos, que se estaba dejando ir. Empató el Krasnodar, se lesionó Escudero... Lo que transcurría por un camino tranquilo de repente se alteró. Pero no, poco a poco el Sevilla fue encauzando la noche. En este sentido, los cambios ayudaron bastante. En-Nesyri estiró al equipo. Sus carreras inquietaron. Óliver Torres, con fallitos en la entrega, puso más piernas. E Idrissi, sin ser el deslumbrante del fin de semana, no le perdió la cara al choque en el rato que estuvo en el campo. Con estos argumentos, el Sevilla ya sí volvió y fue como hay que ir a ganar: de verdad, con profundidad, aunque se asuman ciertos riesgos atrás. No había razón alguna para que entraran las dudas, entre otras cosas porque el Krasnodar defendía simplemente amontonando jugadores. Pero no seguían, permitían los pases peligrosos.

Los tiros del Sevilla comenzaron a caer, ya sí se sucedieron. Se palpó el gol en el área rusa. Koundé, el mejor, se desplegó por la derecha con peligro. Fernando lo cortó todo. Era el momento de no perder una pelota tonta atrás y de buscar al hombre que tiene el duro, Munir, que esta vez sí aguantó todo el partido y esta vez sí marcó saliendo desde el inicio. Munir es muy buen futbolista y se mereció este gol de Champions logrado al final, cuando ya le faltaba el aire. Su gol supone mucho: tres puntos, un gran grito de gol contenido, prestigio, dinero, una gran noche de Champions... El Sevilla ya está en octavos faltando dos jornadas. Otra prueba de crecimiento.