Bono y dos inmensos centrales forjaron este triunfo

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 29/12/2020

Emery -hasta los hebreos sabían que no ganaba en el Sánchez-Pizjuán- afirmó en la previa que éste era un partido que iba a definir dónde estaba su equipo. Quedando un mundo, no descubrimos nada si decimos que entre uno y otro existe mucha diferencia competitiva. El mérito es que el Sevilla dejó en poca cosa a la tropa de buenos futbolistas que adiestra Emery. En determinados momentos, me pareció mejor el Villarreal porque tuvo más el balón y merodeó el área. Pero al final su partido supo a poco, se quedó en un largo 'interruptus'.

De ello tienen gran parte de culpa Bono y los centrales. Bono ha roto en porterazo. Del minuto 72 al 74 dio una clínic sobre cómo salvar puntos y convertirse en el héroe de un partido. El paradón a tiro de Chukwueze fue tremendo. Y una buena mano a Pedraza. Y en líneas generales, mucha tranquilidad. Y luego está lo de los centrales, los mejores de la Liga con permiso de Sergio Ramos y Varane. Dos bichos. Si bien estuvo Koundé, ahora parece que Diego Carlos hasta lo supera en su estado de forma. También sumaron mucho Acuña, por supuesto Ocampos...

El partido terminó desprendiendo una solvencia que explica perfectamente la grandeza del Sevilla. Con dos partidos menos, ya iguala a puntos a un rival directo. Muchísimo mérito. Las curvas se sortean en este club con naturalidad. No vemos brillo en el juego, pero el equipo es un martillo pilón construido desde la seguridad que dan sus inmensos centrales. Y sí, la malajada fue la amarilla a Fernando, baja muy sensible para el derbi. Un sevillista irreductible me dijo nada más terminar el partido que hizo bien provocando la amarilla: "así puede jugar contra la Real Sociedad", clamó. Comienza la guasa. Comienza el derbi.