Un destrozo anunciado

La fábrica de humo

Miguel Ángel Chazarri 03/09/2022

Vaticiné en mi porra del Sanedrín de Radio Sevilla un 1-6 en el Sevilla-Barça. No es por nada, es que veía un derrumbe. Se produjo, desde luego. Se quedó el resultado en la mitad. Iluso de mí, no sé por qué le puse un gol al Sevilla. ¿Quién va a marcar aquí? La noche dejó la viva estampa de lo que es hoy el Sevilla: un equipo frágil, que juega un ratito, con un pésimo dominio del área rival, igual de pésimo es el de la suya... Como dificílmente se pone por delante en el marcador, en el momento que el contrario acierta se produce el bajón. Cunde la sensación de que la montaña de cada partido no se va a poder escalar.

Esta situación va a ser difícil de sostener. Al Sevilla se le ha ido el ánimo en la misma medida que se han marchado sus buenos jugadores. El equipo no tiene empaque. La enjundia es cero. Se corre mucho pero muy mal, cada vez más descompuesto. Y lo de arriba es de traca. En-Nesyri se llevó una pitada muy merecida. No le ayudará este clima, pues es endeble de mente, pero si al menos queda relegado a un segundo plano, eso que habremos ganado todos los aficionados al fútbol.

Con todo, lo realmente grave no es lo de hoy. Esto viene torcido desde hace mucho tiempo. Ningún club de ciertas aspiraciones puede aguantar los números de Lopetegui, que, supongo, se la jugará muy pronto. En Cornellá, seguramente. Se le cayó el equipo en la segunda vuelta de la temporada pasada, con Koundé y Diego Carlos, y ahora la otra mitad del destrozo lo ha provocado una planificación sin pies ni cabeza. Equipo veterano, físico de mitad de tabla para abajo, cero gol, defensa en la que juegan con naturalidad discretos mediocentros, fichajes en la grada porque no están en forma... Una monería.