Sin Liga, la noticia son los estadios

Zona mixta

28/11/2022

Que vuelva la Liga. Que se ponga fin a este infumable experimento de un Mundial en noviembre. Se rompen las Ligas y el orden natural de las cosas sacude los cimientos de la temporada. El aficionado no tiene más remedio que comerse el marrón de una Copa del Mundo que apenas se ofrece en la televisión en abierto donde los equipos juegan al pie, de forma tediosa, imitando al peor Sevilla de Julen Lopetegui, como ejemplo táctico más evidente de un fútbol, el de selecciones, que se ha quedado inevitablemente atrás. Un fútbol de aficiones disfrazadas en las gradas, de nacionalismo barato y de un patrioterismo digno de sociedades poco desarrolladas. Un espectáculo insufrible que tiene, además, una desaforada y poco fiable cascada informativa a la que el aficionado medio no presta la más mínima atención.

Los efectos colaterales de este Mundial jugado cuándo no se debe provocan que el Betis esté de vacaciones y que el Sevilla esté trabajando en dobles sesiones en su ciudad deportiva. El fútbol superó la pandemia del covid y ahora le toca soportar un Mundial en noviembre. Los esforzados medios de información locales tienen que navegar contra el desierto del parón como buenamente pueden, apelando al sentido común después de haber superado un larguísimo verano donde las mentiras sobre los fichajes copan páginas fantasmas y presuntos periodistas en las redes sociales. Y claro, sin fútbol, hablan los dirigentes. Y a todos se les ocurre hablar de lo mismo. A los que están y a los que aspiran a estar, caso de José María del Nido. José Miguel López Catalán, José Castro y Del Nido hablan del Benito Villamarín y del Sánchez Pizjuán prometiendo el oro y el moro (menos José Castro, que sí ha invertido en remodelar el recinto sevillista). Un nuevo estadio, una nueva visera, posibilidades de negocio y, en definitiva, un mantra que se repite por los siglos de los siglos. No hay Liga, casi no hay fútbol y claro, todos hablan de estadios. Unos, en el Betis, con el equipo bien colocado pero con evidentes síntomas que apuntan a una decadencia si Manuel Pellegrini no lo evita. Otros, en el Sevilla, con el equipo en descenso.