El Sevilla, entre el pesimismo y la exigencia

Zona mixta

Rafael Pineda 07/08/2018

Probablemente a costa de tirar la Supercopa de España, da la impresión de que el Sevilla que llegue al mes de septiembre tendrá muy poco que ver con el que se ha presentado a competir desde finales de julio. Si todo corresponde a un metódico plan de los técnicos de la entidad, cabe mantener cierto optimismo en torno a lo que Joaquín Caparrós pueda elaborar con la ayuda de Pablo Machín. Si la lentitud se debe a una incapacidad en la toma de decisiones, se ve hasta lógico el pesimismo que inunda a buena parte del sevillismo. El Sevilla que se ha visto hasta el momento ha presentado a un Navas estelar, un equipo muy poco renovado con respecto al del curso pasado y un intento general por asimilar el nuevo sistema del entrenador. Lo que no tiene poco sentido, no obstante, es ir perfilando este sistema cuando no se tienen las piezas esenciales del mismo. Es decir, sin otro central de garantías, un buen mediocentro en espera de lo que ocurra con N’Zonzi y, sobre todo, un delantero o dos que colmen las expectativas de un equipo que desea seguir siendo grande, poco o casi nada se puede valorar de lo que el Sevilla deparará en el próximo ejercicio.

Hay dos conceptos fundamentales, además, que necesita el equipo de Machín para ser más competitivo: fuerza y velocidad. El Sevilla es un equipo lento y previsible. El entrenador quiere dinamismo, agresividad, velocidad y salida rápida en ataque. En los despachos de la zona noble de Nervión no se descarta nada. Ni la salida de jugadores como Rico, Vázquez, Ben Yedder, Banega o Sarabia. Eso por no hablar de elementos como Pareja, Arana, Nolito, Ganso o Borja Lasso. A Machín no le gusta el sobeo innecesario del balón y el Sevilla lleva dos años instalado en un estilo que no cuadra con lo que desea el soriano. El gran Alfonso Guerra ya dijo en los años 80 del siglo pasado cuando el Partido Socialista llegó al poder que a España no la iba a reconocer en un futuro más o menos cercano “ni la madre que la parió”. Lo mismo debe ocurrir con este Sevilla que se mueve entre la necesaria exigencia y un pesimismo que también responde a lo que han ofrecido el equipo y la planificación hasta este momento. Igual los vientos que soplan desde Italia cambian la idea de los más escépticos…