Lo del Betis, un accidente

Zona mixta

Rafael Pineda 18/08/2018

No se le puede poner un pero al justo triunfo del Levante, listo en la lectura del partido, letal en las transiciones en ataque gracias a las estupendas carreras de Morales. El Levante fue un prodigio de efectividad y se llevó con justicia y algo de fortuna los tres primeros puntos de la Liga. El tradicional chasco perpetrado por el Betis no debe, en todo caso, provocar ningún debate en torno a la idea establecida por su entrenador, Quique Setién, a la hora de afrontar su segundo curso en el banquillo del Betis. El técnico, a pesar de sus lógicos errores y de algunas decisiones tácticas que emanan de su tozudez, fue parte esencial en la gran temporada realizada por el conjunto verdiblanco. Por eso, ahora que vienen malas, toca perseverar en la idea y, sobre todo, perfeccionarla. El fútbol del Betis no debe caer en el toque inocuo, en un mar de pases que raramente acaban en peligro en la meta contraria. La clave está en mejorar la esencia del estilo y encontrar caminos para desmontar planteamientos bien organizados frente a una forma de jugar que los rivales se saben ya de memoria. Hay que combinar con mayor rapidez, ganar calidad y velocidad en las bandas y, sobre todo, encontrar futbolistas además de Joaquín capaces de superar líneas y desbordar rivales. No se puede dudar de este Betis y su forma de jugar. Hubo mucho de accidente en el buen triunfo del Levante, pero Setién se precipitó al anunciar en la rueda de prensa que el Betis tuvo 25 ocasiones de gol ante un rival que, curiosamente, gozó de más oportunidades claras que el propio equipo verdiblanco y defendió con una fantástica eficiencia. Al fútbol se juega de muchas maneras y todas son lícitas.

Sin renunciar a la esencia y a los automatismos generados durante más de un año de trabajo, igual no es necesario jugar siempre con tres centrales, se puede utilizar a dos delanteros de inicio, cabe preguntarse por qué jugaron Feddal y Francis, y, sobre todo, entender que el fútbol de posesión debe ir acompañado de velocidad, profundidad y desborde para superar al rival. Pulir la idea, dotarla de más matices y enriquecer las propuestas del equipo harán más fiable a un Betis que falló, curiosamente, en el aspecto decisivo de este juego que tan bien le había ido en la pretemporada: la pegada. Poner en cuestión todo por una simple derrota es tan absurdo como proclamar el estado de felicidad que se había vivido en el Betis por la mentira del fútbol del verano. Derrotas como las del Levante deben hacer crecer a un equipo que tiene por delante una temporada ilusionante, mejor plantilla que el pasado curso y un entrenador y unos futbolistas que no dudan de su propuesta. Como tampoco estaría de más utilizar estas dos semanas de mercado abierto por delante para hacer todavía más fiable a este plantel.