Un Sevilla muy pequeño

Zona mixta

Rafael Pineda 19/01/2019

Hay formas y formas de perder. Por eso, y aunque sea rebatible, es  mucho mejor perder como lo hizo el Betis el pasado domingo, dándole un baño al Madrid en un gran segundo tiempo, que siendo tan pequeño que apenas eres reconocible. Sí, es cierto que no es lo mismo jugar en casa que en el Santiago Bernabéu, pero también lo es que las ideas y las formas importan también en este deporte. No tanto como el resultado, por supuesto, pero sí tienen su valor. Porque este buen Sevilla que hasta hace dos semanas nos deparaba Pablo Machín fue una auténtica decepción en su choque ante el Madrid. Pero no porque perdiera. Insisto, fueron las formas y lo que se transmitió desde el banquillo.

Resultó especialmente dolorosa la imagen de equipo pequeño de un Sevilla que, se quiera o no, ha entrado en una crisis de resultados previsible. Ya antes de Navidad no había más que ojear el calendario para comprobar que los de Machín iban a tener problemas. Se está poniendo en tela de juicio, nada más y nada menos, la fiabilidad de un grupo que ha logrado dos de los últimos 12 puntos en juego y que ahora afronta una eliminatoria copera terrible contra el Barcelona. El chasco habitual en el Santiago Bernabéu (12 derrotas seguidas) cobró una dimensión desconocida con el deficiente manejo del partido de Machín. La sustitución de los dos delanteros con el cero a cero en el marcador obedece a una mentalidad pequeña y una ausencia de ambición que pueden ser peligrosas en un equipo que ha dado muestras de grandeza en la última década.

Sin apenas firmeza, acribillado por su ausencia de tensión y superado de cabo a rabo por un Madrid lejos, muy lejos, de su mejor versión, al Sevilla, desgraciadamente, le faltó mano de entrenador. La clave estuvo en el centro del campo, donde el invento de jugar de Banega como mediocentro y dos interiores como Sarabia y Vázquez se está cayendo de manera patente. Ya se observó en Bilbao, cuando la ferocidad del Athletic acabó con el juego del Sevilla. Se volvió a demostrar en el Bernabéu, donde el triángulo de centrocampistas fue incapaz, absolutamente incapaz, de dar tres pases con sentido. Con esa ausencia de juego, no sirve de nada el despliegue de los carrileros ni jugar con dos delanteros. El resultado del desplome del centro del campo lastró a un equipo que fue incapaz de tirar con peligro sobre la portería defendida por Courtois. Enero, con toda su crudeza, está cayendo sobre el Sevilla. Toca reaccionar, porque realmente nadie sabe a qué fue este equipo al Bernabéu.