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Espacios para Ibra y chanclas verdiblancas

Zona mixta
Rafael Pineda
Rafael Pineda
31/03/2019

Ibrahim Amadou es un centrocampista francés que juega en el Sevilla, que pagó 15 millones de euros al Lille el pasado verano para que formara parte de la plantilla de un equipo que ganó tres Copas de la UEFA de forma consecutiva entre 2014 y 2016, quedó cuarto en 2017 y en 2018 llegó a los cuartos de final de la Champions y jugó una final de la Copa del Rey. El fichaje de este profesional junto a futbolistas como Gnagnon, Promes, Aleix Vidal, Mesa, Sergi Gómez, Rog, André Silva, Wöber o Munir han acrecentado la decadencia de una entidad que no ha tenido más remedio que recurrir a Monchi para detener una caída que alejará, salvo milagro, al Sevilla de su gran objetivo de la temporada, que es la cuarta plaza. Como Monchi no puede entrenar, mientras el gaditano intenta volver a hacer grande al Sevilla, la transición para salvar la temporada pasa por darle el equipo a Joaquín Caparrós. Todo sentimiento, el utrerano tiene una papeleta complicada por delante porque está comprobando de primera mano las deficiencias de la plantilla que presuntamente confeccionó para pelear por la cuarta plaza. Además, no estuvo fino el utrerano en su análisis de la justa derrota ante el Valencia. El cambio de Promes por Bryan fue un error mayúsculo y justificar la alineación de Banega como interior por "los espacios para Ibra" es una de las explicaciones más surrealistas que he oído en mucho tiempo. Lleno de futbolista mediocres para conseguir el objetivo de la cuarta plaza, al entrenador siempre se le recordará este curso por proclamar que el Sevilla tenía la mejor plantilla de la Liga cuando su plan es poner un doble pivote y darle todos los balones a Navas.

Mientras un equipo mejor a pesar de Marcelino derrotó con total justicia a un Sevilla que sudará tinta para lograr plaza europea, Quique Setién y sus futbolistas inauguraron en Vallecas un nuevo espacio en verdiblanco. Más bien la modalidad "chanclas béticas", pues apelando al genial término patrocinado por Caparrós, el Betis de Vallecas fue el típico grupo que considera que su temporada ha terminado. Si después de dos semanas de parón los jugadores béticos hacen un partido como el de Vallecas, es indiscutible que han decidido que todo ha acabado. Las sensaciones fueron tan malas que el gol de Tello no lo celebró ni su mujer. El Betis ha llegado al tramo decisivo roto después de un año exigente, con lo que se cumple, de momento, dos axiomas que se vienen defendiendo desde estas líneas: que esta entidad casi nunca repite en Europa y que no tiene un plantillón como se argumenta de manera constante. El Betis se ha desfondado y Setién haría un milagro si lo mete en Europa. Y dos consejos postreros si se me permite. Uno para el propio Quique, al que ruego que ponga fin a la defensa de tres centrales ante el mal momento de sus zagueros. En todo caso, estoy seguro de que este buen entrenador les dirá a sus jugadores que al fútbol no se puede jugar andando, un nefasto proceder que el Betis tuvo en Vallecas salvo en el cuarto de hora final. El segundo es para los que mandan en el Betis. Si tan seguro están de que esta plantilla debe meterse en Europa con la gorra, está muy claro dónde se encuentra el problema del equipo… Ni lo duden si el gran objetivo del curso comienza a estar lejano.   


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