El Betis pierde a un gran entrenador

Zona mixta

Rafael Pineda 19/05/2019

Ganó el sistema. El Betis de las cadenas, del amor eterno a Serra a pesar de sus errores, de una afición manipulada por una falsa exigencia y que jamás quiso a un entrenador de un altísimo nivel. Se va Setién, quien cometió errores, sin duda, reconocidos en la sala de prensa del Santiago Bernabéu por él mismo, pero se va también un grandísimo entrenador. Logró dar un sello especial al Betis, dejarlo en la sexta plaza, redoblar el valor de la plantilla, sacar fruto a una cantera cuyo filial es incapaz de subir a Segunda División B, meterle cinco al Sevilla y obtener resultados inolvidables. Tuvo demasiada personalidad y una pizca de soberbia para no llegar pegando abrazos, decir que era bético desde pequeñito y que el Betis es lo más grande que hay en el mundo. La gente que siempre dice la verdad no gusta. Firmó tres años y es indiscutible que el equipo se le ha caído en la segunda vuelta, aunque también puede ser que a lo mejor evitó una caída más profunda del Betis, algo que, por cierto, le suele ocurrir a este equipo cuando juega en Europa.

Se va Setién, cuyo Betis jugó de manera espléndida al fútbol, con una plantilla buena, plagada también de evidentes deficiencias, como en los laterales y en la delantera. Se va un entrenador que era buena parte de los éxitos del Betis en el último año y medio. Un técnico que había convencido al presidente y el vicepresidente del club, pero que no contaba con el beneplácito de Serra. Que Serra ha hecho un montón de cosas buenas por el Betis es innegable. También otras que han dejado mucho que desear. Sigo pensando que el binomio Serra-Setién, con sus diferencias y fallos, pero con el indiscutible talento de ambos, debería haberse mantenido para forjar el Betis de la campaña 2019-20. No ha sido posible. La entidad toma, otra vez, un nuevo camino. Difícilmente encontrarán sus dirigentes un técnico tan bueno como Setién. Los resultados dictarán sentencia, sin duda, y es posible que el Betis mejore los registros obtenidos con el cántabro. Eso sí, el club ha puesto el listón tan alto que cualquier entrenador que no se clasifique para jugar en Europa ni opte a disputar un título deberá ser inmediatamente destituido. Porque si se tiene un plantillón, lógicamente, el único problema para no estar en la Liga de Campeones o ganar la Liga Europa o la Copa había residido en ese banquillo. Y ojo. Toca reconstruirse con ciertos apuros económicos. La bala del entrenador ya ha sido gastada. Si esto no va, todo apuntará ahora de forma exclusiva a Serra y a los dirigentes. El próximo que llegue lo primero que hará será decir que la afición del Betis es la mejor del mundo y que el fútbol no existe más allá de Heliópolis. Se abstendrá de enumerar las Copas que pueblan la sala de trofeos del Benito Villamarín. Consumada esa reflexión, se besará el escudo de las trece barras.