Una de razones incompletas

Zona mixta

Rafael Pineda 18/06/2019

Mi corta memoria llega a mediados de los 80. Desde entonces detecto que uno de los grandes problemas que tienen los dirigentes del Betis, probablemente el principal, es que toman a los béticos por tontos. Gerardo Martínez Retamero fue el primero. Manuel Ruiz de Lopera lo bordó. La actual bicefalia que rige los destinos del club cae en el mismo error: justificar lo injustificable. Sin duda, no era fácil la papeleta de explicarle al bético la salida de Serra Ferrer. Los argumentos escogidos, sin embargo, pudieron dificultar aún más la tarea. Explicar la salida de Serra por un cambio de modelo en el club que pasa por que este sea encabezado por Alexis (escudero de Serra), arropado por la llegada de fichajes que contribuyeron a gestar en el peor Betis de la historia es algo realmente inaudito. Que Serra se equivocó en el mercado invernal ya ha sido analizado en este espacio. Que con él lo hicieron Alexis, el resto de la secretaría técnica y los propios Haro y Catalán es algo que también debe constatarse. No vale decir que a Lo Celso lo fichó Josemi y que el propio Josemi no tiene ninguna responsabilidad en la horrible planificación invernal del pasado ejercicio. Los éxitos de la pasada temporada, producto del trabajo en equipo, son ahora el fracaso de Serra y Setién.

La decisión tomada por los dirigentes del Betis es de alto riesgo. Desde la llegada de Serra, se quiera reconocer o no, y el trabajo de Setién, la plantilla del primer equipo se ha revalorizado de manera evidente, dejando atrás épocas en las que Haro y Catalán no fueron capaces de configurar proyectos mínimamente competitivos. Ya no están ni Serra ni Setién. Es el momento del nuevo Betis, que se forjará a partir del liderazgo en lo deportivo de Josemi y Alexis Trujillo. En el punto de salida, la rueda de prensa de Haro y Josemi desprendió demasiada metralla en contra de Serra, que, se quiera o no, fue utilizado de manera evidente para ganar una junta de accionistas después de dos proyectos teñidos de fracaso. Los resultados obtenidos en 2018 e incluso en 2019 no deberían haber acabado con el adiós de Serra y Setién. No se sostiene echar a un mito como el balear por una nueva reestructuración de la secretaría técnica, motivada por la ausencia de observadores, la falta de tecnología o la incapacidad global de fichar en el mercado invernal. Es incomprensible la fijación por cambiar un modelo con el que el Betis ha funcionado correctamente.

Quizás dolidos por las críticas recibidas, en el discurso de Haro y Catalán hubo también penosas reminiscencias de la época de Lopera. Afirmar que el Big Data señalaba que Lo Celso era el mejor sustituto de Fabián recuerda a los mejores chistes de la época de Lopera, a la altura de "usted no tiene masa". Señalar que tanto el presidente como el consejero delegado "le están quitando tiempo a nuestras familias y empresas sin cobrar un duro" nos lleva al "me estáis exigiendo que me estáis cansando" y "llevo 24 horas trabajando con un zumo de naranja en el cuerpo". Si llevar los destinos del Betis es un sacrificio tan enorme, quizás no merezca la pena pasar por ese duro trago. Hace solo un año, el Betis parecía una institución imparable, anticipando metas en un proyecto de tres años. Ahora se cambia de modelo y Serra y Setién son historia. Vuelven hombres que trabajaron en 2014 y Alexis siempre está. Miles de milongas llueven sobre la cabeza de los béticos mientras Haro y Catalán enarbolan el discurso del victimismo sin el parapeto de un mito y la afición en contra. Todo, por un cambio de modelo. No hay quien entienda a este Betis.