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Habla Haro

Zona mixta
Rafael Pineda
Rafael Pineda
12/02/2020

Sumido en la intrascendencia a pesar de la importante inversión realizada, el presidente del Betis, Ángel Haro, en un sano ejercicio de transparencia informativa, decidió atender a los medios. Las últimas comparecencias en el club bético las había capitaneado José Miguel López Catalán, el vicepresidente, para lamentar de forma amarga y torpe algunas decisiones arbitrales en contra del Betis. Es lícita la queja, pero no las excusas. Hablar de que los árbitros persiguen al Betis solo puede provocar la hilaridad del fútbol español. Le tocó el turno a Haro. El presidente habló, por supuesto, de los árbitros. Su discurso, en este aspecto, fue mucho más inteligente del de su mano derecha en el poder de este Betis sumido en la parte media baja de la tabla. Haro disculpó las palabras de Catalán por un calentón tras el partido ante el Barcelona. Habló de errores arbitrales, un planteamiento mucho más lógico teniendo en cuenta cómo funciona el mundo del fútbol. Un discurso que debe tener el presidente de un club como el Betis, alejado de otros más propios de la barra de bar después de un partido de la antigua Preferente. Y, además, Haro tuvo la gallardía de admitir que el Betis es el 13º por sus errores propios, descartando una persecución del estamento arbitral. “El arbitraje no es una excusa. Estamos lejos de dónde debemos estar”, afirmó el dirigente.

Hasta ahí, bien Haro. Donde su discurso cobró una dimensión inesperada fue a la hora de valorar como un avance importante el hecho de que el Betis, al menos, no pelea ya por el descenso. Un peligro, que según afirmó el presidente, corrió por su mente después de un desastroso inicio de temporada. El problema es que al reconocer esa incuestionable verdad, Haro es preso de su sinceridad. Porque, evidentemente, que este Betis tenga como objetivo no pelear por irse a Segunda es la plasmación de una muy mala dirección de la entidad. Un triste objetivo que no está a la altura de tantos y tantos millones invertidos en una plantilla que no da la talla y un cuerpo técnico que no defendió de manera tajante el propio dirigente. Si se reconoce que al menos se ha salvado la amenaza del descenso (cuidadito con lo que ocurra en Leganés, no obstante), no queda más remedio que cuestionar un modelo de gestión incapaz de llevar al Betis a cotas más altas y, sobre todo, incapaz de cumplir con el objetivo marcado en verano: la clasificación europea. En otros tiempos, la cuestión se despachaba con el famoso “me estáis exigiendo que me estáis cansando”.

P.D. Antológico lo de sus habilidades como jugador de baloncesto en la juventud.


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