La triste realidad de Pellegrini

Zona mixta

Rafael Pineda 04/09/2020

Manuel Pellegrini se ha chocado de bruces con la realidad del Betis. Del "en Betis pelearemos por estar en instancias europeas" ha pasado a "no es necesario tener un objetivo a priori". Es la nueva normalidad en modalidad verdiblanca. Todo, después de apenas tres semanas de preparación que le han hecho ver al chileno, y al director deportivo, Antonio Cordón, que han llegado a un Betis con graves problemas económicos después del desastre de gestión del pasado curso, que ha roto una presunta dinámica de crecimiento que solo se vivió, realmente, en los veranos de 2017 y 2018. Dos años después, el Betis, inmerso como todos los clubes en un complejo escenario por la asquerosa pandemia, se encuentra muy tocado. Ya nadie pronuncia la palabra Europa, conscientes técnicos y dirigentes de que una plantilla que ha quedado la 15ª sin apenas refuerzos tiene muy complicado meterse un año después en competición europea. El Betis lo ha puesto todo en manos de Pellegrini y Cordón. El entrenador ya ha cambiado su discurso y esperemos que no acabe en otra radio chilena diciendo que "este no es el proyecto que me vendieron". El director deportivo, ni corto ni perezoso, afirma que el mayor triunfo de la planificación sería quedarse con la actual plantilla, con la que el Betis, insistimos, quedó el 15. La pregunta se antoja necesaria. ¿Entonces para qué cojones ha venido Cordón al Betis?

Madrid, Barcelona (se queda Messi), Atlético, Sevilla, Villarreal y Valencia son los favoritos para copar los seis primeros puestos de la Liga. El Betis, el 10 y el 15 en las dos últimas temporadas, lo tiene muy complicado para convertirse en el primer candidato a ser séptimo con equipos como la Real, el Atletic o el Getafe en esa pelea, que es la que le corresponde en un escenario optimista. El equipo conserva todavía a jugadores como William Carvalho o Fekir, de gran nivel, pero una oferta, incluso a la baja, podría propiciar su salida. En estas arenas algo movedizas, bien haría Pellegrini en hacer grupo y construir un equipo sólido que inicie la competición haciendo el mayor número de puntos posible. Vendría bien para tranquilizar el ambiente de este Betis tan indefinido, que apesta a mediocridad. Al mismo tiempo, despejaría negros nubarrones y las predicciones de los agoreros que afirman que el Betis de Haro y Catalán, después de quedar el 10 y el 15, parece condenado a pelear por no bajar a Segunda División en este curso que en una semana comienza para los verdiblancos.