muchodeporte.com : Rafael Pineda

Este Betis apesta a muerto

Zona mixta

30/11/2020

No hay más ciego que el que no quiera ver. El primero, sin duda, Pellegrini. El Betis se descompone, apesta a muerto, es un cadáver que se arrastra por la Primera División y que ha perdido las escasas virtudes que le acompañaban, que eran, básicamente, el fútbol de Canales y alguna que otra carrera de Tello. La única buena suerte de la que puede presumir este equipo es que el batacazo ha llegado tan pronto que hay tiempo para intentar salvar todavía la temporada. El Betis está herido de muerte, con un entrenador, al que se fió todo por tres años, que no se entera absolutamente de nada y que apenas ejerció la autocrítica tras la ridícula actuación de su Betis, casi humillado por un Eibar que había hecho seis goles en lo que se lleva de campeonato y que pudo hacerle otra media docena en solo una noche con Pozo, Gil y dos japoneses. 

El Betis es un esperpento, un primer equipo que no es sino la viva imagen de la pésima gestión de su dúo dirigente, que va camino de mandar a Segunda División a un conjunto lleno de jugadores bonitos pero ninguno bueno, que viven fantásticamente en una entidad huérfana de exigencia y de autoridad. En el Betis, en este Betis, se está cociendo a fuego lento el guiso perfecto para un nuevo batacazo. Esa inaceptable sangría de goles; esa forma de jugar al fútbol de jugadores como Carvalho o Fekir; esas acciones de Robles; ese enloquecimiento de Emerson y Álex Moreno; esa ausencia de jerarquía de Guido; ese pretencioso juego de sobar el balón sin sentido; esa absurda manera de sacar la pelota jugada desde atrás; esa falta de capacidad física; esa ausencia de uno contra uno; esa inaceptable debilidad defensiva; esas surrealistas explicaciones de Pellegrini; esa ruina económica; esa falta de líderes en la plantilla y esa ausencia, en definitiva, de club, auguran un terrible porvenir. El Betis se desangra y no se atisba solución mientras el alma de sus aficionados se rompe en mil pedazos. Eso sí, no faltaron 3.000 peluches en las gradas del Benito Villamarín, en cuyo palco el dúo dirigente vive feliz sin la presión de la grada e incapaz de lanzar una mirada aviesa a una figura cotizadísima del fútbol mundial. Su nombre es Antonio Cordón. ¿Alguien sabe qué hace en el Betis?


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