Joaquín Sánchez

Zona mixta

18/10/2021

Con los brazos levantados y una sonrisa que le salía del alma, Joaquín Sánchez, puro Betis, celebraba antes de tiempo lo que iba a ser irremisible: el gol de Borja Iglesias. Un toque oportuno del delantero después de un gran desmarque para poner el punto final a una pequeña obra de arte, que inició Fekir con un pase al hueco donde emergió eléctrico Joaquín. El cambio de ritmo del extremo no se puede explicar en un futbolista de 40 años, una aceleración digna de un prodigio físico, un fenómeno de la naturaleza que rompió la defensa del Alavés y todavía tuvo oxígeno y claridad para ponerla atrás con un sutil toque ante la salida de Pacheco.

Joaquín es eterno. Una enciclopedia de beticismo en un jugador gigante, puro corazón verdiblanco que con 40 años sigue dando alegrías a los suyos. Primero a su gente, a esos béticos que lo idolatran. Luego a sus compañeros, a los que sigue haciendo ganar partidos 21 años después. También a Manuel Pellegrini, el entrenador con el que se pelea constantemente y que tan bien sabe administrar los minutos de este genio. Se vio desde que salió. Sus ganas, su calidad y ese talento infinito se pusieron al servicio del equipo para obtener un gran triunfo en Vitoria, donde jugó ante el Alavés por primera vez el 17 de febrero de 2002. Ganó el Betis 0-1, como ahora, con un gol de Capi precisamente a pase del propio Joaquín.

El capitán merece retirarse en el Betis con un título, con otra copa levantada para pasar todavía más al Olimpo de los elegidos en verdiblanco. 40 años y la ilusión de un niño para hacer triunfar al Betis. Joaquín Sánchez, un auténtico fenómeno para bien de este Betis que tiene en Pellegrini la mano maestra para soñar con todo. Un técnico que rehabilita a futbolistas como William Carvalho, que hizo un partidazo en Vitoria, o que da galones a Edgar para que se convierta en un central de garantías. Mientras, el duende de El Puerto se sigue desparramando.