muchodeporte.com : Rafael Pineda

Diego Carlos, una venta que hay que explicar

Zona mixta

27/05/2022

En espera de que trasciendan los detalles de la venta de Diego Carlos al Aston Villa, la operación del traspaso de uno de los mejores defensas centrales de la historia del Sevilla deja algunos interrogantes. Según la BBC, el montante de la operación estaría en torno a los 31 millones de euros. La cláusula del futbolista era de 75 y el valor de mercado del zaguero estaría en torno a los 45, por lo que, a priori, el traspaso no cumpliría con los parámetros exigidos por un club de la grandeza del Sevilla.

Más allá de claves que se desconocen, como por ejemplo la cuantía al contado que se lleva el club de Nervión, el club se desprende de uno de los mejores defensas de su historia por una cifra menor de la esperada, con lo que se revelan importantes problemas de tesorería en el Sevilla. Y esos problemas, evidentemente, deben ser explicados. Y deben ser explicados porque el mantra que emana del Sevilla año tras año es que el crecimiento económico y la consolidación del club en la élite se conseguirían asentando al Sevilla en la Champions, asegurando al menos tres participaciones seguidas en el máximo torneo continental. Pues resulta que una vez conseguido este objetivo que iba a asegurar la solvencia económica del Sevilla lo primero que se hace es vender a uno de tus mejores hombres por debajo de su valor de mercado. Habrá claves que se me escapan, sin duda, pero hay algo entonces distorsionador en el mensaje de que con la Champions llega la solvencia económica. Tres años en la Liga de Campeones provocan pérdidas. Además, el Sevilla apostó en el pasado mercado invernal y la apuesta no ha salido del todo bien. Solo desde la coherencia de cuadrar balances se puede entender la venta de Diego Carlos.

No puedo estar, por lo tanto, más de acuerdo con la opinión de mi colega Francisco José Ortega, quien ha reseñado de forma pública que el modelo de negocio del Sevilla estaba instalado en jugar de manera continua en la Champions. Pues instalado en la Champions el Sevilla está tieso como una regla. También retumban en mi cabeza las continuas advertencias de mi amigo Lucas Haurie. Un auténtico visionario a la hora de ensalzar el efecto perverso que también puede tener la Champions. Una competición que, lógicamente, hay que jugar cuando se queda entre los cuatro primeros de la Liga, sin duda, pero que al mismo tiempo acaba asfixiando a los clubes. Si la Champions es un maná, ¿cómo es posible que el Sevilla esté tan agobiado económicamente? ¿No es oro todo lo que reluce en esta competición que exige sueldos desorbitados y plantilla sobrevaloradas? El paraíso en el que todos quieren estar también tiene su zona oscura.


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