Me pongo de pie con Mario Cotelo

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 07/06/2018

La historia se encuadra en los principios del año 2000. En medio de aquellas pretemporadas que Joaquín Caparrós organizaba en Isla Canela, casi en otra vida. Con su nerviosismo habitual, Caparrós decía exaltado: "El grupo está muy metido. Estamos bien. Me pongo de pie con Mario Cotelo. ¡No os podéis imaginar cómo está entrenando!". Bien, pues Cotelo estaba apartado, trabajando en un campo anexo. El otro día mi dilecto Paco Cepeda me recordaba otra buenísima del utrerano: “¿Te acuerdas cuando decía que los jugadores eran una piña con una energía tremenda?”. Sí, sí recuerdo que siempre repetía: "Amigo, los que no van convocados el domingo trabajan en la ciudad deportiva como si fueran a jugar". Cepeda remata la historia: "Un día me dio por llamar por teléfono a la ciudad deportiva (por aquel entonces se llamaba a un teléfono fijo) y allí no había nadie". Genial.

La 'Caparrología' es una ciencia que estudia las cosas de Caparrós, un tipo que ha logrado salir desde el anonimato más profundo hasta dirigir 500 partidos. Los que nos doctoramos en 'Caparrología' hace tiempo sabíamos que Pizarro sería uno de los descartes en el momento que dijo tras el partido ante la Real Sociedad: "Los técnicos nos hemos sorprendido del nivel de este chico. Ha jugado un partidazo". Dicho y hecho. Varios compañeros de este apreciado friso de opinión se echaron las manos a la cabeza cuando elogió el otro día el nivel de la actual plantilla y anunció que no habría muchos cambios. El buen estudiante de esta particular ciencia sabrá ya que la remodelación será completa…

Tras una temporada convulsa, pero con resultados deportivos si no exitosos sí relevantes, la afición ha asumido una incomprensible orfandad y ha abrazo la Caparrología con la pasión a la que se acude a la fe religiosa. El Sevilla ha demostrado tener recursos, fuerza y capacidad para mantener viva su inercia ganadora. Es verdad que los fichajes de los dos últimos años han abierto una grieta preocupante, pero es difícil entender que se transmita la idea de que Caparrós viene a liberar al sevillismo del caos y la oscuridad. Este sí es un pensamiento peligroso porque puede activar en los que exigen y los que mandan el botón de la supervivencia. Ya saben: achicar agua, pegar pelotazos, buscar perfiles de futbolistas cómodos y cercanos y mantenerse vivos en la batalla… Sería un evidente paso atrás. Caparrós se pone de pie, una vez más, con esta plantilla, pero es el primero que tiene asumido que él y su gente tienen la obligación de fichar, de nuevo, grandeza para evitar que todos, incluido el presidente, se tengan que poner de pie para salir por la puerta… La Caparrología sabe lo traicionero que es el fútbol.