A la magia hay que ayudarla
Me levanto y me voy
Víctor Fernández 24/01/2019 |
Es asombrosa la capacidad que el Sevilla ha adquirido para tener a su pueblo enganchado a un sueño. Y es maravilloso y, a la vez, casi inexplicable como el equipo ha convertido su estadio y su gente (van en el mismo paquete) en un lugar mágico en el que todo puede ocurrir. Es el ejemplo más puro de que los pensamientos y la creencia son capaces de cambiar toda una vida. "La biología de la creencia", así tituló hace ya más de diez años su obra maestra el doctor Bruce H. Lipton, quien se atrevió a unir la biología y la ciencia con la espiritualidad. "Cuando los individuos incrementan sus niveles de optimismo y mejoran sus relaciones sociales mejoran increíblemente los resultados en todas las pruebas educacionales y empresariales". "El éxito no trae la felicidad; la felicidad trae consigo el éxito". Desde hace ya un puñado de años, el sevillismo, los jugadores, el entrenador, los empleados, el presidente van felices al Sánchez-Pizjuán, conscientes de que lo mejor siempre puede ocurrir. Y así suele llegar el éxito…
Otra vez el Sevilla ha alimentado la ilusión, incluso después de la "bufonada" del Bernabéu. El Sánchez-Pizjuán sólo admite la energía positiva, en la puerta se sigue quedando el victimismo. Sin duda, es la gran hazaña que este club y su gente han logrado en este siglo. Nadie sabe lo que el todopoderoso Messi puede obrar dentro de unos días. Pero si el Sevilla acude a Barcelona con sólo la mitad de la creencia que le rodea en su casa, una nueva semifinal de Copa le esperará con los brazos abiertos. Eso sí, a esa magia hay que ayudarla con gestos. Quitar a Vaclik, Franco Vázquez y André Silva es poner a prueba ese poder que rodea al Sevilla en muchas ocasiones. Y no colocar a los suplentes ante el Levante y centrar todo la energía en la vuelta copera es ganas de mandar todo al carajo. Y no me vengan ahora con esa gilipollez de que la Liga es la que nos da de comer…
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