La rebelión contra el chiste

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 28/01/2019

Mi asombro ante las reacciones de parte de esta ciudad no tiene fondo. Que el Betis se haya apoderado de la organización de la final de la Copa del Rey es una noticia agradable que nos permitirá disfrutar del espectáculo que siempre arrastra esta cita anual. Pero he debido perderme en algún lugar de la evolución mental cuando observo que la corriente casposa de siempre clama contra el buen movimiento del club bético. Al parecer, el motivo es… que el Sevilla puede plantarse en esa final. Esa forma de pensar es cutre, miedosa, mediocre, paralítica, pobre, acomplejada. Es la filosofía de vida que lastra a esta ciudad. La Sevilla del capirote y la tortilla congelada de la Feria. Con esa manera de caminar, el progreso es imposible. Así nos va. Con ese estilo de vida, el Betis debería también dejarse ir en la próxima eliminatoria de la Europa League. Total, ¿para qué? ¿Para qué seguir peleando por ganar una competición en la que el Sevilla es el pentacampeón?

El Betis ha tomado una decisión valiente, que pondrá a su estadio en el precioso escaparate de una final después de su reciente remodelación. Y sus dirigentes han dado muestras de querer rebelarse contra la epidemia de catetos que castigan a la ciudad. La exigencia y la ambición se demuestran con estas decisiones atrevidas. El club se aprieta y manda un mensaje a sus jugadores de ilusión y responsabilidad. La jugada puede salir mal, claro. Pero estas decisiones sirven para meterle rabia y fuerza a los proyectos. La otra alternativa es seguir viviendo con el último chiste de Joaquín y con el ridículo enfado ante la posibilidad de que el derbi se pueda jugar el Domingo de Ramos. Ángel Haro ha lanzado el reto. Que se suban a él los ambiciosos…