No es magia, es la actitud

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 10/02/2019

¿Qué magia? La literatura y la metáfora son buenos aliados del cronista. Con un par de giros literarios uno liquida el texto agradablemente… La magia y el poder que el Sánchez-Pizjuán desprende es uno de los recursos más utilizados. Es una historia preciosa que daría para un libro, pero de magia nada de nada. El Sevilla gana mucho en su estadio no por ser impulsado por un poder espiritual. Gana porque en su estadio siempre sale a ganar. El club ha adquirido grandeza y jugadores suficientes para mostrarse superior a cualquiera cuando juega con decisión. No es magia, es actitud. Por eso no gana fuera, porque la predisposición es otra. Por eso estuvo a punto de caer ante el Éibar, porque su juego fue horrible. Y por eso rescató un punto final, porque en cinco minutos fue de verdad a por el encuentro. Vamos, lo que suele hacer en casa casi siempre…

Mano de entrenador.  El Sevilla rescató un punto en un empujón final casi milagroso, pero dejó por el camino un reguero de dudas. Machín entiende que al equipo no le pasa nada y que sólo atraviesa una dinámica negativa pasajera. Así debe creerlo porque ante el Éibar no tocó nada. En la Copa del Rey hubo mano de entrenador, y acabó en ridículo. El equipo apunta ahora una peligrosa caída en silencio y será Machín el que deba decidir si dejar las cosas como están o darle un giro a la situación. Ahora ya empieza a tener a más jugadores. Kjaer es cada día peor, Banega anda perdido, el carril izquierdo se ha quedado cojo, Roque Mesa es un jugador menor, Franco Vázquez ha desaparecido, André Silva dejó de lucir, lo de los tres centrales tiene cada día menos sentido… ¿Le parecen pocos motivos al entrenador para meterle mano al equipo?

Pitos a Sarabia. El fútbol ofrece giros bestiales. “De villano a héroe”, así se han titulado mil crónicas para explicar una situación que se repite muchas veces. Seamos claros. Sarabia ha decidido echarle un pulso al club colocando su cotización en lo más alto y el aficionado se siente traicionado. Así es la puta vida, repleta de traiciones inesperadas.  Pero Sarabia no es ningún traidor, es un tipo valiente dispuesto a arriesgar y me gusta eso. Está en su derecho. Ha pedido una pasta que el Sevilla entiende que es exagerada (también está en su derecho de creerlo así) y está dispuesto a soportar la presión a base de goles como los de ayer. El pulso está echado, no hay más. Sarabia sólo se equivoca si pretende mandarle, como siempre, la mierda a la prensa “desestabilizadora”…

La fuerza de Navas. A veces, nos enredamos en ciertos metaanálisis que no llegan a ningún sitio. El primero que cae en esta trampa es uno, pero quizá la soldada justifica el enredo reflexivo. Todo es mucho más fácil: las cosas suelen salir mejor cuando el bueno está en el campo. Fue salir Navas y con él llegó un aire nuevo. La explicación es muy fácil, Navas es muy bueno. La fuerza que le otorga a este equipo desde la banda derecha y el miedo que le mete a los rivales es vital en estos momentos de atasco. Que Navas haya vuelto es una gran noticia. Y si es capaz de aguantar un buen tramo de lo que queda, servirá para ponerle luz a algunas zonas que se han oscurecido.