"Cozas, cozas"
Me levanto y me voy
Víctor Fernández 26/03/2019 |
"Ya nadie se acuerda de Praga. Mao lo ha vuelto a hacer", la sentencia no es mía. La autoría le pertenece al mejor periodista de deportes de esta ciudad, Florencio Ordóñez. Se la robo de una conversación privada, pero bien vale el hurto para liquidar un artículo. A Pepe Castro todo el mundo le ve defectos, por todos lados, pero no deja de inventar "cozas, cozas" (como genialmente lo imita el "pequeño" Ronquillo) para acabar con los que llevan un puñado de años adelantando que está liquidado. Que tire la primera piedra el que no se haya sumado a esa lista… Castro sigue con vida y su última jugada ha sido sorprendente: fichar al añorado Monchi. Quizá otros tengan más porte, mas locuacidad, más madera para vender hielo en Siberia, pero su habilidad para mantenerse vivo siempre en la batalla es admirable. Si otro hubiese logrado repescar a Monchi lo hubieran comparado con Bobyy Bischer por su capacidad de cubrir siempre al rey en el momento oportuno.
Monchi decidió en su día cortar su cordón umbilical y se liberó. Es posible que aquí se sienta más fuerte y más querido, pero en otra Liga viviría con menos presión y libre de la responsabilidad que acarreará su vuelta. Quizá no se marchó de la manera adecuada, pero tampoco fue adecuado que yo le llamara aquí "traidor". Unas disculpas educadas son suficientes. La vida se enreda de la misma forma que se desenreda. De él se espera otra genialidad, otra vuelta más de tuerca, y hay que ser valiente para atreverse a volver con ese peso. "Ya estamos todos, ahora sí que no hay excusa", susurra por las esquinas un viejo zorro sevillista. Ha vuelto más maduro, más fuerte, menos irascible, más responsabilizado con la autoridad que tiene ante la afición, más dispuesto a volver a hacerlo. Si a estas alturas debemos analizar si su regreso es una jugada maestra, yo me levanto y me voy…
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