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Castigos

Me levanto y me voy
Víctor Fernández
Víctor Fernández
12/05/2019

Una buena ‘guantá’ a tiempo siempre fue un buen remedio para combatir la indisciplina del jovenzuelo. El zapatillazo también ofrecía buenos resultados. Uno sigue pensando que esas acciones obtienen beneficios en momentos determinados, pero no insistiré para evitar que Podemos y Unidas, el feminismo, los progres y la madre que los parió a todos me monten un pelotón de fusilamiento. Habrá que ser, por lo tanto, más ingeniosos en el castigo. El Sevilla ha tirado de imaginación para inventar una particular forma de llevarlos a cabo. La titularé "Y ahora se come usted el marrón". Es muy sencilla y creo que puede implantarse en el fútbol. Veamos. Cuando una secretaría técnica diseñe un mal equipo, el castigo será que acaben entrenándolo. Si usted firma a Sergi Gómez, Amadou, Roque, Rog, Gnagnon, Munir, Promes y André Silva, que sepa que acabará con el martirio de dirigir a ese equipo. El castigo está siendo duro y puede crear escuela. El siguiente paso será poner al frente del disparate al presidente.

Las madres siempre fueron rocosas en el mundo del castigo. "¿No te vas a comer las lentejas? Muy bien, pues para la cena", o el clásico: "Si no quieres una taza pues toma dos…"  Esa forma sibilina de bombardear a la víctima es la que ha utilizado el Betis con sus decepcionados aficionados en su despedida: "Si no queréis a Setién, pues ahí va una ración doble de Eder Sarabia". Si el decimotercer puesto le parece irritante a la gente, ahí va esa: una celebración de Joaquín digna de un título europeo, un salto en la banda de Setién con los dos brazos en alto, una apuesta pública del capitán Joaquín apoyando la continuidad del criticado técnico y una desternillante aparición en la sala de prensa de Sarabia asegurando que "el Betis jugó un partidazo en Eibar y que esto es un proyecto a tres años". Sólo faltó que Haro acudiera a la habitual amenaza de castigo que Lopera lanzaba a sus "criaturitas" con aquello de "me estáis exigiendo que me estáis cansando". Aunque visto lo visto, aquellos castigos de Lopera eran blandos al lado de éste.


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