Invictus

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 03/07/2019

Sarabia se ha marchado dejando un puñado de goles bendecidos y de actuaciones exitosas, pero la afición lo ha visto irse con la sensación de haber perdido a un gran jugador y una operación económica casi histórica. Los precios del fútbol actual son un disparate y los análisis pierden, a veces, también la cordura. Un jugador que llegó gratis, que regaló un rendimiento extraordinario y que deja en la bolsa 20 millones de euros no puede provocar frustración alguna. La gestión hay que aceptarla, sin más, y a Monchi le toca, de nuevo, volver a empezar.

Hay múltiples actuaciones en la que la incapacidad de los dirigentes desemboca en malas operaciones. No es el caso. Detrás de la cara aniñada e inocente de Sarabia se esconde un tipo valiente, calculador y muy inteligente. Es ésta la segunda ocasión en la que él decide su destino con todas las cartas en la mano. Son pocos los futbolistas que tienen tanto dominio sobre su carrera. Para ello hay que arriesgar y él siempre lo ha hecho. Fue capaz de esquivar al experimentado negociante Ángel Torres, de quien se escapó libre. Y ahora ha mantenido el pulso a una potente oferta del Sevilla sin dejar de hacer su trabajo. Por segunda vez, Sarabia decidió cuándo y dónde irse y a un precio muy por debajo de su rendimiento. Para mandar en la partida siempre hay que ser muy arriesgado y atrevido. No todo el mundo está dispuesto a correr ese riesgo. “Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma”, leía y recitaba Nelson Mandela cada día en su eterno cautiverio. El alma que esconde el poema “Invictus” le salvó la vida y es luz y guía para muchas vidas. Seguro que Sarabia sabe recitarlo íntegro.