El fútbol

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 28/03/2020

El cuidado de la salud ha paralizado el fútbol. Es una cuestión de prioridades, claman desde las trincheras articulistas esos nuevos San Juanes de la Cruz que nos bendicen diariamente. Incidir en lo obvio te acerca al ridículo. Lo que desconocen es que el fútbol es el que ha cuidado de nuestra salud durante toda nuestra vida. El fútbol ha sido siempre y será esa trinchera que nos aísla del cansancio vital, de la rutina (para el que la vea como un fantasma), de la decena de problemas que nos rodean, de la incapacidad, del aburrimiento, de la política, de las conversaciones absurdas. Y en la época de San Javier Tebas hasta de los tóxicos telediarios. ¡Bendito sea el partido de las dos de la tarde! Tebas regó los fines de semana con horas y horas de fútbol y lo acribillaron. Pobres inconscientes. Esa cascada de partidos nos alejó de  aburridos fines de semanas eternos, de esos planecitos ridículos que había que montar por cojones para demostrarle al amigo de Instagram que "su vida era maravillosa", de comidas inoportunas esquivadas por el bendito horario de mediodía, de las insostenibles tardes de los sábados. "El coronavirus nos hará cambiar", claman los telepredicadores de botiquín. Valiente estupidez. Ojalá esta maldita epidemia se esfume pronto y el drama se aleje de nuestras vidas. Después que cada uno viva como quiera, porque tampoco vivíamos tan mal. Lo que sí hará cambiar es la opinión del rebaño que berreaba contra el genio de Tebas, que convirtió el fútbol en la mejor vacuna para salvaguardar la salud de tanta idiotez. Sólo cuando la pelota eche andar entenderemos que la normalidad ha llegado a nuestras vidas.