Ahí está todo
Me levanto y me voy
Víctor Fernández 03/07/2020 |
Es una escena magistral. Rodada sin cortes. No hay montajes ni compaginaciones, que diría Carlos Salvador Bilardo, que ayuden a armar un mensaje empaquetado. Es una escena real, limpia. Unos cinco minutos que recogen la charla del presidente Ángel Haro con unos apesadumbrados aficionados del Betis y rodeados por unas extraordinarias medidas de seguridad. Ahí está resumida toda la verdad del Betis actual. Ni el mejor director hubiese sido capaz de comprimir tantos mensajes.
En ese plano secuencia aparece la indignación de los béticos por ver a su equipo acumular fracasos mientras el Sevilla reina en Europa. La soberbia del presidente que enjuicia a un adolescente preguntándole “¿qué haces para cambiar esta situación?”. La falta de humildad y consideración de Haro asegurando con altivez que “es evidente que no sabéis de lo que estáis hablando”. El desconocimiento de la realidad de un presidente que aún necesita argumentos para justificar que su mandato es bochornoso. El tembleque que le entra cuando le preguntan por su número de socio. La escasa consideración que le tienen los aficionados en la materia futbolística. El enfado por haber maltratado a Serra Ferrer. La ausencia de liderazgo de unos dirigentes cuyos nombres son hasta confundidos: José María López Catalán. Y la idea ya asumida por parte de los seguidores de que el club está atrapado en una red clientelar y propagandística: “Presidente, nos sentamos a hablar con usted nosotros o los tuiteros…”. La escena es rematada por un desconsiderado gesto de un Policía Nacional (la policía que debe proteger tanto al aficionado como al presidente) que recrimina a un aficionado que lleve la mascarilla mal puesta cuando Angel Haro se saltó todo los protocolos sanitarios y habló en todo momento a cara descubierta. El poder de Haro. Una escena que explica en un fogonazo la verdad de un cuento que a muchos le sigue interesando.
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