Tengo una cosita…

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 24/07/2020

Siempre dibujé el regreso de José María del Nido a lo grande. Pensaba que si algún día volvía lo haría con ese aire de grandeza que siempre desea representar y esa ambición que posibilitó cambiar la historia del Sevilla. Al César lo que es del César. Lo veía entrar en el Sánchez Pizjuán rodeado por la Banda del Sol y montando sobre un corcel blanco. Y con muchos millones de dólares en las alforjas para invertir. Así que verlo anunciar su candidatura en un chiringuito cutre, escoltado por una música hortera que nos castiga vayamos donde vayamos (“Tengo una cosita, la, la, la…) y apoyado por un pequeño grupo de americanos sacados de una película de Berlanga ha sido una decepción. Sinceramente, de él esperaba mucho más boato.

Y es que no dejan de suceder cosas incomprensibles, en un mundo en el que te obligan a ir con mascarillas a la playa cuando meses atrás, con el bicho en plena expansión, casi las desaconsejaban. Supongo que la risa es la mejor arma para encajar esta cascada de espectáculos. Con la histeria de los medios de comunicación avanzando la llegada inminente de la segunda ola, el Ateneo sevillano pregona que Monchi hará de Baltasar en la cabalgata. Aún no sabemos si empezarán los colegios y ya se anuncia la aglomeración de medio millón de personas en las calles. Ni Gila hubiese ideado un guión tan bien escrito. Claro, Monchi siempre podrá vestirse de negro y ponerse delante de un ordenador. Visto el caudal de genialidades, ¿por qué no le ofrecen el puesto de Melchor a Josemi López Catalán? Así podrá seguir escondido también durante las navidades. La llegada de Cordón evidencia uno de los ridículos más impactantes vividos en el fútbol profesional. ¿Heredará el ordenador del Big Data del consejero delegado?  “Nadie es risible si se ríe de sí mismo”, dejó escrito Séneca. Sólo el humor nos protege de un mundo que fulminó hace tiempo el sentido común.