Ítaca
Me levanto y me voy
Víctor Fernández 07/08/2020 |
Reflexionemos sobre el valor del viaje, el miedo y el orgullo. La exhibición que el Sevilla regaló a sus aficionados ante la Roma nos abastece de argumentos suficientes para ello. El Sevilla ofreció una maravillosa tarde de fútbol gracias al acierto de Lopetegui, la divinidad de Monchi, la eficiencia silenciosa de Castro, al equipazo que tiene y, sobre todo, al peso de su camiseta. Los títulos son los que le dan a esa camiseta un poder especial para atemorizar a los rivales y engrandecer a los que se la enfundan como un traje de superhéroe. ¿Cómo diablos se puede explicar que un chico como Ocampos, que saldrá rico del fútbol, acabe el partido ya ganado presionando en la línea de fondo como un loco? Por el poder, la obligación y la responsabilidad que le traslada la camiseta del Sevilla. Esa fuerza se forja con los títulos, no a base de tuits graciosos. La grandeza llega de la mano de los éxitos. Sólo eres especial cuando abres la sala de trofeos. Lo demás son historias provincianas que mueren a unos kilómetros de distancia.
Pero la necesidad de ser el primero para pasar a la historia no puede dejar en un segundo plano la importancia del viaje. El griego Constantino Cavafis dejó escrito en su poema Ítaca la valía de la experiencia del viaje: "Mantén siempre Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Pero no tengas la menor prisa en tu viaje. Es mejor que dure muchos años y que viejo al fin arribes a la isla. Rico por todas las ganancias de tu viaje. Sin esperar que Ítaca te vaya a ofrecer riquezas. Ítaca te ha dado un viaje hermoso. Sin ella no te habrías puesto en marcha. Pero no tiene ya más que ofrecerte. Aunque la encuentres pobre, Ítaca de ti no se ha burlado. Convertido en tan sabio y con tanta experiencia ya habrás comprendido el significado de las Ítacas". La emoción que desató entre los sevillistas ver jugar a su equipo de manera tan esplendorosa no debería generar miedo a que el viaje a Ítaca no llegue a su fin. La grandeza se obtiene con los títulos, pero el orgullo y el respeto de los aficionados se logra con la entrega, el fútbol, la humildad, las ganas, la fortaleza, la ilusión, el trabajo y el sevillismo con el que el Sevilla golpeó a la Roma.
-
El guardián de los sueños
· Víctor FernándezLos periodos de convalecencia te enriquecen. Calma, no les soltaré otro ladrillazo sobre ese término tan...
-
Empobrecimiento
· Víctor FernándezCuando lean esta pieza, posiblemente el derbi ya se habrá disputado y otro puñado de acontecimientos habrán disparado los debates hacia otro lado. Se...
-
El paso de Djokovic
· Víctor FernándezDos años después aún no nos hemos enterado de qué va esto. La “pandemia” ha confirmado la decadencia de Occidente, la...
-
El común sinsentido
· Víctor FernándezGilbert Keith Chesterton, escritor, ensayista, filosófo y polemista británico y católico, dijo que "una sociedad está en decadencia cuando el...
-
Soldados de Rodríguez
· Víctor FernándezLa batalla que se llevó a cabo en el año 480 a.c. en el desfiladero de las Termópilas entre los espartanos y el imperio persa se pone siempre como...
-
Los Dioses hablan
· Víctor FernándezHablábamos el otro día de las señales. De algo que chirría en el Sevilla y que no transmite buenas sensaciones. Algunos han querido mitigar el...
-
Noche oscura del alma
· Víctor FernándezSe puede morir de éxito. El Sevilla, ni mucho menos, murió en Salzburgo, pero ciertas señales invitan a reflexionar sobre el asunto. (Léase...
-
Vueltas en círculos
· Víctor FernándezSe lo leí alguna vez a Eduardo Galeano: “¿La historia se repite? ¿O se repite sólo como penitencia de quienes son incapaces de...
-
Simplemente Joaquín
· Víctor FernándezSeamos sinceros, a ninguno de los que apreciamos a Joaquín con la misma intensidad con la que admiramos a Rafael...
-
Qué pesadilla
· Víctor FernándezLos dos esperpentos firmados por España han servido, bendito sea Dios, para librarnos de la Selección y la romería que arrastra hasta el...