muchodeporte.com : Víctor Fernández

La sangre del alma

Me levanto y me voy
Víctor Fernández
Víctor Fernández
22/08/2020

¿Por qué citamos en nuestros escritos? Montaigne, en sus eternos ensayos, lo justifica: “Yo no cito a otros más que para expresar mejor mi pensamiento”. Cuando la batalla terminó, con la grandeza sostenida con casta y coraje, sobre Colonia cayó un mar de lágrimas. A Navas se le rompió el corazón, Lopetegui se arrodillaba con el gesto cruzado por una punzada mortal, el coloso Diego Carlos se partía en dos llorando como un bebé, Ocampos se arrodillaba ante el dolor, Reguilón se deshacía mirando por el teléfono a sus familiares, Vaclik firmaba el abrazo de la amistad y la humildad con el entrenador, Monchi miraba al cielo, Castro interiorizaba la dureza del camino… El sevillismo se fundía con la emoción, la hazaña, el sufrimiento y la grandiosidad. "Las lágrimas son la sangre del alma", dejó escrito San Agustín. ¿Por qué citamos? Porque sólo San Agustín pudo expresar en una frase lo que esos gestos llorosos escondían. El alma sevillista se fracturó después de un año terrible, después de un esfuerzo sobrehumano. El Sevilla lo volvió a hacer. Si buscan la explicación ante un gesto tan heroico, busquen en lo más profundo del corazón sevillista.

¿Por qué citamos? Porque Confucio nos enseñó varios cientos de años antes de Cristo el poder de este Sevilla que se quedó solo ante el peligro: "Se puede quitar a un general su ejército, pero no a un hombre su voluntad". La vida tiene una cuenta pendiente con la afición sevillista que se ató al mástil para no acudir a Alemania a estar con los suyos. Pero la magia de este club, su ambición y su poder oculto surgieron con su ejército retenido a miles de kilómetros por un extraño virus. Otra historia más para la eternidad.  El Sevilla vuelve a dejar en silencio a Europa. "No existen en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas", nos enseñó Lope de Vega. En las lágrimas de Colonia está el poder del Sevilla.


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