Bienvenido, de nuevo

Me levanto y me voy

Víctor Fernández 22/12/2020

Nadie le pide a Lopetegui que saque agua del pozo sin fondo que es De Jong. Ni que encuentre la fórmula mágica que le devuelva los 20 años a Navas. Ni que utilice una varita mágica para que regrese el aún añorado Rakitic. Toda una vida pegado al fútbol le permite a la mayoría de aficionados y críticos leer con justicia los encuentros y el trabajo, por eso el personal se sube por las paredes cuando el entrenador se pierde en algunas ideas abocadas al fracaso. El miedo y la vulgaridad son malos aliados. A Lopetegui le han pitado, pero nadie le puso la cruz. El sevillismo sabe muy bien cuándo es el momento de sentenciar en sus reclamaciones y, aunque se enfade, cuenta con este entrenador por algunas cosas que vimos en Valencia.

De nada sirve acercarse al victimismo y refugiarse en una vital actitud defensiva. Si el ritmo de Rakitic es flojo, habrá que probar a Óscar. Si Navas anda con molestias, ¿por qué no puede jugar Aleix Vidal? ¿Cuál es el motivo de prescindir de la fuerza de Ocampos? ¿No es mejor acabar apretando arriba que rezando letanías al borde del área propia? Lopetegui reseteó algunos conceptos y puso al equipo, de nuevo, en órbita. Aún le queda una vuelta de tuerca más a su confesión de los pecados que es reconocer que De Jong está horrible. Ya está escrito mil veces que el Sevilla pelea entre los grandes sin ninguna garantía arriba, pero no apostar por En-Nesyri es volver a enrocarse. El marroquí en muchas ocasiones desespera, pero remata y eso ya es un logro visto lo visto. El Sevilla volvió a demostrar carácter y esa capacidad para aguantar los palos y levantarse. En Valencia encontró el Sevilla a Aleix Vidal y a Óscar, bienvenidos. Y Suso se desprendió de pesados como yo a los que su fútbol no les apasiona.