muchodeporte.com : Víctor Fernández

El arquero

Me levanto y me voy
Víctor Fernández
Víctor Fernández
04/05/2021

Ahí va un cuento Zen:

"Tras ganar varios concursos de arquería, un arrogante y joven campeón retó a un reconocido maestro zen en el arte del arco. Con su primer disparo el joven dio en pleno centro de la diana; su siguiente flecha partió en dos la primera.

–¡A ver si eres capaz de igualar eso! – le dijo al maestro.

Inalterable, el anciano en lugar de sacar sus flechas invitó al joven a que le siguiera hacia lo alto de una montaña. Pararon al llegar a lo alto de un profundo abismo atravesado por un frágil y tembloroso tronco. El maestro caminó tranquilamente hasta el centro del tronco, eligió a lo lejos un árbol como blanco y disparó un tiro limpio y certero.

–Ahora es tu turno, joven campeón – dijo el anciano mientras saltaba serenamente a tierra firme.

Ante el pavoroso precipicio, el joven fue incapaz siquiera de dar un paso sobre el tronco y menos aún lanzar una flecha.

–Eres muy hábil con el arco- expresó con amabilidad el maestro- pero tu mente es débil y hace a tus flechas siervas de tus temores".

Nada hay que reprochar a este Sevilla dispuesto a vivir en la exigencia desatada. Erró en el lanzamiento de la última flecha cuando sintió por primera vez la presión que conlleva pelear por una Liga. Pudo acabar con el rival tras una muy buena primera parte, pero fue incapaz de lanzar la flecha mortal cuando miró hacia abajo y se sintió al borde del precipicio. Sólo un estado de nervios desaforado puede explicar los inexplicables cambios del entrenador (¿Franco Vázquez en el campo y fuera Suso y En Nesyri?...), que también deberá aprovechar la experiencia del cuento para hacerse más sabio. El posible penalti no señalado es otra flecha que será certera cuando "las demás no sean siervas de tus temores". Hay que tener muchos cojones para ir a por una Liga y encararse con la frustración sin necesidad. Enfrentarse al miedo es una invitación a seguir creciendo, para ello hay que lamentar y aceptar con humildad los errores cometidos. El cuento Zen lo explicaba por sí solo...


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