muchodeporte.com : Víctor Fernández

El sombrero cordobés

Me levanto y me voy

18/06/2021

Si tienen la humildad de asumir la decadencia en la que hemos caído y la honestidad de sentirse partícipes del bochornoso camino que ha elegido este país, les recomiendo que lean ‘Irreverentes’. Es la primera obra del amigo Jorge Andrada, que anuncia la llegada de un escritor punzante, ingenioso, responsable y preparado. Su maestro y referencia es Juan Eslava Galán, un detalle que sólo puede imprimir calidad a su vida literaria. El profesor Jorge retrata la ridícula sociedad que hemos creado “donde los trabajadores desayunan dos veces al día, estudiamos hasta los 30 años para trabajar en Mercadona y dividimos a la gente en fachas o perroflautas”. Es una sátira feroz de todo lo que nos rodea: una indecente clase política, el sueño de cobrar una paguita y disfrutar de un pelotazo, el escaso amor por el conocimiento y las eternas loas a la cerveza fresquita. El relato es maravilloso, genial, culto, exquisito…

Escribo estas líneas cuando aún me queda un tercio del libro por leer, pero creo que ya puedo adelantar que al querido Jorge se le escapó una oportunidad buenísima para dibujar otra escena de la realidad hilarante que nos machaca: las retransmisiones de La España de Tele 5. José Antonio Camacho y sus colegas podrían formar parte de este relato junto con Lomo Plateado, Coloso de Peñarroya, Miguel de Quebebo y Donald Tiriti Trump Trump Trump y compañía. Las referencias cutres al Míster y al Moro son continuas. La imposibilidad del ex seleccionador de pronunciar una frase que tenga sujeto, verbo y predicado, una utopía. Un buen centro es un caramelo. Y la falta de recursos lingüísticos se sustituye por una cascada de cansinas onomatopeyas: wuauu, pufff, bahhh, boommm, ufff… ¿Para qué darle su sitio a periodistas preparados? Este gobierno ha regado las teles con dinero público para acribillar a los profesionales y aumentar la indecencia. El país ha salido de Rociíto para meterse en Camacho. Así vivimos, a golpes de Tele 5. El problema es que los oídos empiezan a acostumbrarse. Es el principio del fin. Que nos vayan poniendo a todos el sombrero cordobés. Cuando lean el libro lo entenderán…


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