Los primeros días de septiembre

Me levanto y me voy

07/09/2021

La vida me enseñó a quitarme de en medio los primeros días de septiembre. Es una época peligrosísima, terreno abonado para las banalidades y los mundos de colores. Los que mandan regresan a sus puestos y se dedican a inventar cosas nuevas, ideas innovadoras con las que te martillean varias semanas. Luego mueren, claro. Se trata de aguantar el tirón o… desaparecer en el regreso. La segunda opción es mucho más sana. Si puede evitar la televisión, el tránsito será más agradable. Se ahorrará las mismas películas relacionadas con la vuelta al cole, las encuestas a pie de calle insustanciales y al personal diciendo a la cámara “qué alegría tenía de volver a la rutina”. Siempre me pregunté que si tanto gusta la rutina, por qué la abandonan.

Los primeros días de septiembre también nos traen el parón liguero por culpa de unos compromisos internacionales injustificables. Detenerse un rato a ver La España de Luis Enrique es una pesadilla y, si además los duelos pasan por enfrentarse a Georgia y Kosovo, el asunto carece de interés alguno. La FIFA está ya estudiando la supresión de parte de estos partidos y agruparlos en sólo dos ventanas y montar cada año una competición al final de las Ligas. Lo que sea pero que lo hagan pronto. Este parón nos ha traído un golpe de estado y el circo del Brasil-Argentina, disparates que alimentan la congelación de las ligas europeas.

Los primeros días de septiembre nos deja huérfanos de noticias, después de la cascada de fichajes y ficciones capitalinas como las de ‘Bapé’. Y nos obliga a escuchar a Florencio Ordóñez y Ocaña repetir sin cesar una y otra vez que el calendario del Betis va a estar muy cargado. Los primeros días de septiembre son inaguantables, insufribles y peligrosos. Lo mejor es salir corriendo hasta que vuelva la competición. Les veo el sábado.