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Cisco García, el arte de levantarse siempre una vez más

Redacción
Redacción
15/11/2020

"Irrompible. El arte de levantarse siempre una vez más". Con ese título Francisco García Vena, 'Cisco', enseña su lado más privado para contar los capítulos de una vida que cambió el 28 de diciembre de 2015, cuando sufrió un trágico accidente haciendo snowboard mientras estaba con unos amigos en la estación de esquí de Mayrhofen, en Austria.

En un salto que había hecho muchas veces antes, Cisco (Córdoba, 1982) perdió el equilibrio, cayó, se dañó la médula espinal y se quedó para siempre sin movilidad de cintura para abajo. El accidente le hizo quedarse en silla de ruedas y dio comienzo a una nueva vida distinta a la que llevaba hasta ese momento.

"La realidad me golpeó en la cara y empezó a serme más evidente el lío monumental en el que me había metido. Ese día me puse bastante triste. Llegué a la habitación, respiré hondo y me fui al comedor a cenar con el resto de los pacientes. Miraba a mi alrededor, con todo el mundo en silla, gente mayor, gente joven, gente con medios económicos, sin ellos, gente de ciudad, gente de pueblo... la lesión golpeaba a todos por igual", explica en el libro.

Cuando despertó en el hospital, supo que su vida había cambiado para siempre: el accidente le había dejado en silla de ruedas. Cualquiera se habría venido abajo y él decidió que no iba a dejar que un obstáculo le hundiera y se propuso seguir viviendo sin límite.

Dejó su trabajo como abogado y en el tenis en silla encontró un refugio y una nueva pasión. Debutó en el circuito el 30 de julio de 2016 aunque no sería hasta 2018 cuando lo hizo como profesional.

"Cuando estás muy mal, te agarras a lo que sea para ir para arriba, a pequeñas cosas que son insignificantes pero que te hacen sentir mejor", comenta.

Desde su debut ha ganado varios títulos nacionales e internacionales, y ha llegado a situarse en el puesto número 4 del ránking nacional y número 58 del internacional.

"Vivimos obsesionados con la meta, con lo que está por venir, con lo siguiente, con lo que ansiamos conseguir, y se nos olvida disfrutar de nuestros pasos, del camino que estamos recorriendo, que es lo que en realidad cuenta, lo bonito y lo único totalmente cierto. El momento presente es la única certeza que tenemos. Después, cuando llega lo que ansiábamos, es un instante efímero, y al poco ya no estamos satisfechos, queremos más", confiesa.

Su sueño para este 2020 era clasificarse para los Juegos Paralímpicos de Tokio, pero la pandemia de coronavirus obligó a posponer la cita japonesa un año.

Para clasificarse para los Juegos tenía que estar a fecha 8 de junio de 2020 entre los cuatro mejores de España y entre los cuarenta mejores del mundo. Por lo tanto, desde junio de 2019 los torneos que jugaba ya contaban para dicha clasificación.

"A medida que avanzaba el año y que los resultados que esperaba llegaban con cuentagotas, dejé de disfrutar e ir a jugar me suponía un problema. Me había obsesionado tanto con el objetivo que había dejado de disfrutar del proceso", señala.

"En diciembre, en Kenia, en el último torneo del año, en el que encima me lesioné y me fue fatal, toqué fondo, y después de estar varios días muy jodido, me di cuenta de que no valía la pena estar así. Me di cuenta de que me había perdido de mi idea de vida, que es ser feliz. Aunque sea luchando, que también se disfruta mucho si es lo que te motiva, la vida es para disfrutarla. Pero si no disfrutas esa lucha, si comienza a ser un infierno, no merece la pena", declara.

En el libro (Alienta Editorial), Cisco García cuenta su historia y comparte algunas reflexiones como éstas, así como los aprendizajes que ha obtenido a lo largo de su vida y que le han ayudado a superar los momentos más difíciles. Porque, como él mismo dice, no hay que huir de las dificultades, hay que enfrentarlas, y entender que las cosas requieren tiempo y esfuerzo.