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La sirena de la natación adaptada

Lucas Haurie
Lucas Haurie
01/02/2021

Una catarata congénita le devino en deficiencia visual que no le arredró nunca en sus desafíos en el deporte. Marta María Gómez Battelli es la mejor nadadora adaptada andaluza de la historia. Su segunda maternidad supuso el parón definitivo a su excelsa trayectoria, pero sigue impartiendo lecciones vitales mediante charlas y conferencias. La sevillana sacaba notas tan excelentes en el colegio que se permitía dedicar tiempo a actividades extraescolares. Comenzó con el baloncesto, pero su madre no tardó en inscribirla en el centro Virgen de los Reyes de la Macarena. "Aquello que empezó como un juego al que iba dos veces a la semana me gustó cada vez más. En el agua me sentía libre y no dependía de nadie y esa sensación me fascinó", confiesa Marta María, que inició en 2002 sus participaciones en competiciones autonómicas y estatales. 

Su disciplina, constancia y capacidad se conjugaron perfectamente con la sapiencia técnica de Miguel Ángel Calero. El resultado fue una evolución asombrosa con métodos de entrenamiento de mejor calidad ya en las filas del Club Natación Sevilla. Así surgió el sueño de ser paraolímpica. Durante el Campeonato de España por Comunidades Autónomas de 2008, en Barcelona, la nadadora andaluza se dio a conocer. En clase 13 –la menor discapacidad visual–, inauguró su cuenta de medallas en el nivel absoluto. Un año más tarde logró sus primeros títulos en los nacionales por autonomías y por clubes, en ambos casos en 200 braza. Su eclosión le dio el pasaporte para la selección española con su estreno internacional en el Campeonato Open de Alemania.

Marta María Gómez se había subido a la ola buena. Sus buenos resultados en el afamado certamen berlinés cumplieron las expectativas que el técnico nacional, José Luis Vaquero, tenía depositadas en la sevillana y, posteriormente, en otoño, volvió a viajar con la selección española a dos grandes compromisos, el Europeo de Reikiavik (Islandia) y el Mundial en piscina corta de Río de Janeiro (Brasil). En este último conquistó la medalla de bronce en 100 braza, metal que en la siguiente temporada 2010-2011 le abrió las puertas de la Residencia Joaquín Blume y Centro de Alto Rendimiento de Madrid mediante una beca.

Significó el paso definitivo a la elite, tanto con Vaquero como con Iñaki Urra. La total integración en la dinámica de la selección le agraciaron con tres bronces en las tres pruebas (200 estilos, 100 libre y 100 braza), las mismas en las que participaría en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012. Con el sinsabor de no poder llegar a ninguna de las finales, inició un nuevo ciclo olímpico en el Club Náutico Sevilla. Tampoco le sonrió la suerte en Río de Janeiro 2016, pero en su biografía quedaron grabadas seis medallas (dos platas y cuatro bronces) entre Europeos y Mundiales, además de 72 preseas (31 de oro) en competiciones nacionales. Le dio tiempo a acabar Trabajo Social en la Complutense, afrontar Relaciones Laborales y Recursos Humanos en la Olavide y no descuidar sus comparecencias públicas para dar sus consejos en ayuntamientos y centros escolares.