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Medalla y billete olímpico

Lucas Haurie
Lucas Haurie
14/06/2021

Julia Figueroa está viviendo una primavera esplendorosa. A primeros de junio logró su primera medalla en un Campeonato del Mundo, bronce en Budapest, donde confirmó su presencia en los Juegos Olímpicos de Tokio. La victoria de la judoca ante la argentina Keisy Parafán en peso de menos de 48 kilos le abrió la ventana a un verano prometedor. La cordobesa afronta ahora un mes y medio de exigente preparación, aunque hasta el 29 de junio no quedará inscrita oficialmente para la gran cita de Japón. 

“La norma está clara. Va la primera en la clasificación del ranking olímpico de cada país. Era la última cita internacional de la temporada antes de Tokio y hemos conseguido el auténtico objetivo del año, que era estar en los JJ.OO”, afirma Julia Figueroa, muy ambiciosa con acumular más medallas en unos meses. La cordobesa no es una novata olímpica. Ya participó en Río 2016. Su estado de forma es óptimo. Fue contundente en el tatami. Cuatro victorias y tres por ippon lo confirman debido a su dominio del judo de suelo, una de las claves en los combates. Se encuentra en un punto y seguido después de un año atípico debido a la pandemia por el covid-19. Se tomó más vacaciones de lo normal para recuperar fuerzas después de unos años muy intensos porque la incertidumbre durante seis meses no la dejó tranquila. 

Este tiempo especial le vino bien para operarse del hombro izquierdo, porque se le quedó bloqueado y las continuas rehabilitaciones ya no le dejaban trabajar con normalidad. En Budapest demostró ser la mejor judoca española en su categoría. Actualmente ocupa la cuarta plaza del ranking mundial, con 4.407 puntos, casi mil más que Laura Martínez, la gran amenaza para repetir experiencia olímpica, ya que solo acude una representante por país. Comenzó a practicar judo en el colegio, en el Club Kodocán Córdoba, donde conoció al maestro Paco Prados. Pasados los años, se trasladó a Valencia, donde aprendió de un gran referente de este deporte en España, Sugoi Uriarte.  La técnica favorita de Julia Figueroa es el uchi mata, que puso en práctica en su debut internacional en el Campeonato del Mundo de Madrid en 2011, cuando se enfrentó a la brasileña Andressa Fernandes.

Dos años más tarde, se produjo su primer gran triunfo internacional, en el Abierto de Madrid, en un combate con la argentina Paula Pareto. En los Juegos Europeos de Bakú 2015 se quedó a las puertas de su primera medalla, con la derrota por el bronce frente a la rusa Irina Dolgova, pero se desquitó este mismo año en el Gran Spam de Tyumen, cuando celebró el oro de España con un osaekomi en la pelea decisiva ante Kristina Rumyantseva.  La cordobesa llega a Tokio más madura que en Río, donde se presentó en un gran estado de forma que no le sirvió. Fue eliminada en el primer combate. “No me conformaba solo con estar en los Juegos, aunque ese sea el sueño de cualquier deportista. Pero en judo te lo juegas todo en día, me tocó un combate muy duro en primera ronda y me quedé ahí. Fue un poco decepcionante, pero me sirvió para replantearme las cosas”, explica la andaluza. Ahora es más completa y ha aprendido a tomar decisiones de manera más fría durante los combates. Desafíos no le faltan.